jueves, 5 de agosto de 2021

MENGUAR

 

JUAN 3:30-34 Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos. Él vino de lo alto y es superior a cualquier otro. Nosotros somos de la Tierra y hablamos de cosas terrenales, pero Él vino del Cielo y es superior a todos. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero ¡qué pocos creen en lo que les dice! Todo el que acepta su testimonio puede confirmar que Dios es veraz. Pues Él es enviado por Dios y habla las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin límites. (NTV)

 

Juan el Bautista cedió derechos promoviendo el éxito de otro, Jesús, y así logró darse cuenta de que "nosotros" es más importante que "yo".

El ídolo más adorado por todos es sin lugar a duda el egoísmo, el "Yo".

 

Si analizamos cuál es la causa de la destrucción del ser humano,

siempre encontraremos la raíz del egoísmo.

La soberbia, la venganza, el odio, la competencia y el orgullo son…

¡¡¡Frutos" del árbol del egoísmo!!!

 

Muchas veces criticamos a aquellos que adoran imágenes o ídolos y no nos damos cuenta de que también nosotros nos transformamos en idólatras cuando tenemos un estilo de vida caracterizado y gobernado por el egoísmo. Las palabras "mi", "mío", y "yo" son las más utilizadas y hacen parte esencial de nuestro vocabulario. Todo pasa por lo que nos parece o pensamos y la exigencia de nuestros derechos.  Como cristianos, tenemos la manera de quebrar ese egoísmo destructor gracias al poder de Dios en nosotros y el modelo de Jesús cediendo sus derechos Divinos. A menos que aprendamos a sujetar al egoísmo, nunca llegaremos a ser personas plenas y realizadas en la vida. La vida cristiana precisamente no consiste en exaltar al "Yo" sino en exaltar a Cristo en nuestras vidas. Desde el punto de vista bíblico, no es posible decir que uno es cristiano y a la vez ser egoísta.  Dios quiere enseñarnos que nosotros no debemos vivir más para nosotros mismos, sino para la Gloria del Señor Jesucristo y, además, colocar los intereses de los demás por encima de los nuestros, tal como Él lo hizo. Hemos sido rescatados del reino de las tinieblas, donde el egoísmo tenía rienda suelta, y llevados al Reino de la Luz para que aprendamos a "domar" al egoísmo, y entender que el "nosotros", es más importante que el "yo".

 

Dejemos reinar en el trono de nuestra vida al Señor Jesucristo, mengüemos para que Él crezca en nosotros y nos enseñe a ceder derechos.

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY DECIDO MENGUAR PARA QUE CRISTO SEA EL SEÑOR DE MI VIDA, ESTO HARÁ QUE MI NATURALEZA EGOÍSTA SEA DESTRUIDA POR EL PODER DE DIOS Y ASÍ APRENDA A CEDER DERECHOS VIVIENDO EL MODELO DE JESÚS.

 

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Melech HaElachim, Rey de reyes, Adonay HaAdonim, Señor de señores (Apocalipsis 17:14). Mi amado Jesucristo, mi Dios y mi Señor, hoy vengo a tu Presencia a exaltarte como lo mereces y a darte gracias por ser el Señor de mi vida. Me doy cuenta de que no puedo tener en el trono de mi corazón sentado a Ti, el Señor, y a mi "Yo" egoísta a la vez, es por eso por lo que en este momento renuncio a mi egoísmo, y te pido que me ayudes, por medio de tu Santo Espíritu, a darte la importancia y preeminencia que te mereces, menguar yo para que Tú ocupes el lugar de Rey y Señor de mi vida, y a la vez reconocer también a mis semejantes, inclusive y si es necesario, como mayores a mí, de manera que pueda estar más consciente de mis deberes que de mis derechos. Gracias mi Rey, mi Señor y Salvador Jesucristo, he orado en tu poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri