jueves, 7 de mayo de 2015

 

ACCESO

 

APOCALIPSIS 3:15-22 Yo sé todo lo que haces, que no eres ni frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!; pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente, ¡te escupiré de Mi boca! Tú dices: "Soy rico, tengo todo lo que quiero, ¡no necesito nada!". Y no te das cuenta de que eres un infeliz y un miserable; eres pobre, ciego y estás desnudo. Así que te aconsejo que de MÍ compres oro, un oro purificado por fuego, y entonces serás rico. Compra también ropas blancas de Mí, así no tendrás vergüenza por tu desnudez, y compra ungüento para tus ojos, para que así puedas ver. Yo corrijo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé diligente y arrepiéntete de tu indiferencia. ¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes Mi voz y abres la puerta, Yo entraré y cenaremos juntos como amigos. Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en Mi trono, tal como Yo salí vencedor y me senté con Mi Padre en Su trono. Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que Él dice a las iglesias. (N.T.V.)

 

©      Jesús, El Salvador que nos busca, démosle acceso.

Los cristianos de Laodicea se habían engañado a sí mismos, creyéndose ricos y autosuficientes cuando, en realidad, su ceguera espiritual les había impedido ver su verdadera pobreza. Aunque habían "cerrado una puerta" entre ellos y Cristo, Él nunca los abandonó.

©      ¿Se puede identificar con la idea de que existe un Salvador misericordioso que busca relacionarse con usted?

 

1.   Él está a la puerta: Jesús toma la iniciativa. Él está listo y dispuesto a buscarnos, incluso si hemos levantado una barrera.

2.   Llama a la puerta: trata de captar nuestra atención por varios medios: circunstancias, necesidades, sufrimiento, pruebas, convicción de pecado, noches de insomnio o su Palabra. Luego espera pacientemente que respondamos.

3.   Nos invita a abrir la puerta: aunque Cristo es Omnipotente, nunca nos obliga a relacionarnos con Él. Nos permite elegir si deseamos responder o no.

4.   Entra por la puerta: si le abrimos la puerta de nuestro corazón, el Señor entrará en nuestras vidas. Por medio del Espíritu Santo morando en nosotros, participamos de la naturaleza Divina de Cristo y somos transformados a Su imagen.

5.   Cena con nosotros: ahora que ya nada se interpone entre nosotros y Cristo, podemos comenzar a disfrutar de todos los beneficios de relacionarnos con Él, y a ser alimentados y transformados por medio de Su Palabra.

 

Los creyentes de Laodicea nos enseñan cuán miserables e infelices somos cuando tratamos de mantenernos alejados del Señor Jesucristo.

 

CONFESIÓN DE FE:

SOLO CUANDO LE PERMITIMOS A JESÚS TENER LIBRE ACCESO A NUESTRAS VIDAS, EXPERIMENTAMOS EL GOZO DE RELACIONARNOS ESTRECHAMENTE CON ÉL.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Adonai Tsidkenu, el Señor es nuestra Justicia (Jeremías 33:16). Dios mío y Señor mío, se que  eres perfectamente justo y recto en todo lo que dices y haces, es por eso que al entrar a una relación personal contigo es lo que nos hace rectos. La rectitud salvadora última, no proviene de guardar mandamientos o hacer buenas obras, sino de tener una relación correcta contigo, Adonai Tsidkenu y de ser declarados justos por Ti, por eso quiero darte gracias hoy y darte libre acceso, no solo a mi corazón , sino a toda mi vida, para que Tú seas el gobernador de ella. Gracias Soberano Dios y Rey Jesucristo por tocar a mi puerta. Amén.


Juan Manuel Lamus O.