jueves, 15 de agosto de 2019

SIERVO EJEMPLAR

 

1 SAMUEL 16:18-21 Entonces un siervo le dijo a Saúl: Uno de los hijos de Isaí de Belén tiene mucho talento para tocar el arpa. No solo eso, es un guerrero valiente, un hombre de guerra y de buen juicio. También es un joven bien parecido y el Señor está con él. Entonces Saúl mandó mensajeros a Isaí para decirle: "Envíame a tu hijo David, el pastor".  Isaí hizo caso y envió a su hijo David a Saúl, junto con un cabrito, un burro cargado de pan y un cuero lleno de vino. Así que David llegó a donde estaba Saúl y quedó a su servicio. Saúl llegó a apreciar mucho a David, y el joven se convirtió en su escudero. (N.T.V.)

 

Hoy es un día muy especial para mí, día de mi cumpleaños 61, por eso me propongo, y les propongo a todos, tres recomendaciones y/o propósitos para ser, como David, un siervo ejemplar.

 

David sirvió a Dios en muchos roles, desde un sencillo pastor de ovejas, hasta un valeroso gobernante. Al observar las distintas etapas de su vida, podemos ver claramente cómo su piadosa devoción permitió que el Señor lo usara poderosamente:

1.   Pastor. David fue ungido rey mucho antes de dirigir algo que no fueran ovejas.

(1 Samuel 16:1-13)

Proteger las ovejas era un trabajo que David tomaba en serio. Durante ese tiempo, aprendió a ser fuerte y valiente, y a cuidar de seres más débiles que él. Una vida temprana de obediencia a su padre terrenal le enseñó la humildad que necesitaría más tarde para depender de Dios.

2.   Salmista. Los escritos de David revelan su hambre y sed de Dios.

Está abierto a temas como el temor, la depresión, la derrota, la soledad y la tristeza. Al hablar de sus valles de sombras y de su comunión con el Padre Celestial en las vigilias de la noche, David nos dio indicios íntimos del Dios que él conocía tan bien.

3.   Comandante. A partir de su relación sexual con Betsabé, la vida del rey estuvo plagada de congoja, dolor, sufrimiento y conflictos.

David había pecado enormemente, pero Dios lo perdonó y siguió usándolo. Gobernó Israel durante 40 años, y su pueblo llamó a Jerusalén la "Ciudad de David". Su restauración nos instruye en cuanto a las consecuencias del pecado y a la gracia infinita de Dios.

 

La vida del rey David cumplió el propósito de Dios, y lo sigue haciendo cientos de años más tarde; cada seguidor de Cristo ha sido bendecido por la obediencia, el servicio y las dotes literarias de David.

Adelante, todos podemos ser, como lo fue el rey David, siervos ejemplares de Dios, y recuerda que:

 

¡¡¡La Grandeza se Encuentra en el Servicio!!!

 

CONFESIÓN DE FE:

DAVID ES UN GRAN EJEMPLO DE LO QUE DIOS PUEDE HACER POR MEDIO DE NOSOTROS SI RENDIMOS NUESTRA VIDA A ÉL; ASÍ QUE YO DECIDO HACERLO HOY DE MANERA QUE PUEDA CONVERTIRME COMO ÉL, EN UN SIERVO EJEMPLAR.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Ebed de Dios, el Siervo de siervos y Siervo de Dios (Mateo 20:28). Mi Dios y mi Señor Jesús, gracias quiero darte hoy por tu amor incomparable, aquel que pones al servicio de cada uno de nosotros sin distinción, el amor de siervo incondicional y ejemplar. Hoy clamo a Ti para que me ayudes en la tarea de ser un siervo ejemplar para tu Reino, así como lo hizo David y como lo has hecho siempre Tú, para que el verdadero propósito por el cual el Padre Celestial me creó sea cumplido a cabalidad y poder oír un día tu voz diciéndome: "Buen siervo y fiel". Gracias por tu modelaje de servicio ejemplar mi Señor y Salvador Jesucristo; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.