martes, 19 de julio de 2022

CULPA = SENTIMIENTO

 

1 JUAN 3:19-21 Nuestras acciones demostrarán que pertenecemos a la verdad, entonces estaremos confiados cuando estemos delante de Dios. Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y Él lo sabe todo. Queridos amigos, si no nos sentimos culpables, podemos acercarnos a Dios con plena confianza. (NTV)

 

De cuando la culpa es más que un sentimiento, pero entendemos que Dios es aún más grande que nuestros sentimientos. La culpa, este es un tema que, para nosotros, surge y resurge una y otra vez. Cada vez que hablamos con gente sobre permitir que Dios sane su pasado, de alguna u otra manera, terminamos señalando la culpa con la que viven por las cosas que hicieron en el pasado.

 

La culpa es una realidad en varios sentidos:

1.     Es real en el sentido de que todos la sentimos. No obstante, en un sentido más poderoso, es real porque es el hecho de haber hecho algo malo. En ese momento, todos la sentimos, porque todos hemos cometido errores, hemos herido a alguien o hemos causado daño. Ese es el hecho. Basado en los hechos, somos culpables de hacer esas cosas.

2.    Es real porque distorsiona nuestra apreciación de sí mismos. El problema con todo esto es que es fácil permitir que el sentimiento de culpa nuble la manera en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Se convierte en el lente por medio del cual nos vemos a nosotros mismos. Y cuando nos vemos de esta manera, llegamos a la conclusión de que los demás nos ven de la misma manera, o por lo menos que pueden sentir nuestra culpabilidad.

3.    Es real porque nos hace inseguros. Por fuera puede que parezcamos ser seguros de sí mismos, dotados, exitosos, talentosos, etc., pero por dentro estamos colgando de un hilo. Puede que podamos presentarnos de tal manera que la gente no pueda ver nuestro sentimiento, pero el sentimiento sigue vivo dentro de nosotros.

4.   Es real porque puede alejarnos de Dios. Esto se transmite fácilmente a nuestra relación con Dios. Él no puede ser engañado por nuestra fachada exterior. Él no se distrae con nuestros logros o bienes materiales. Él ve lo que hay adentro, ve la culpa y la vergüenza. Entonces ahora reconozcamos el poder del pasaje estudiado hoy:

"Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos…" (Vs.20)

 

El hecho es que todos somos culpables, pero no necesitamos ser dominados por ese sentimiento, pues nuestro Dios es más grande que nuestros sentimientos.

 

¡¡¡Dios es capaz de tratar con los sentimientos que pueden habernos tenido atrapados, es capaz de sanar esos sentimientos, capaz de cambiar nuestra perspectiva y empujarnos a avanzar hacia una vida saludable y efectiva!!!

 

Hoy le recomiendo que solo se haga estas dos preguntas:

🤷🏻 ¿Con qué culpa ha estado viviendo? ¿Cómo se ha estado viendo a sí mismo?

Entonces lleve su sentimiento de culpa a Dios y pregúntele cómo lo ve Él.

La respuesta es ¡perdonado! Entonces confiese…

 

CONFESIÓN DE FE:

SIEMPRE HE SIDO PERDONADO, ASÍ QUE NO PERMITIRÉ QUE EL SENTIMIENTO DE CULPA ME CONDENE A VIVIR UNA VIDA SIN AMOR, PUES DIOS ES MÁS GRANDE QUE MIS SENTIMIENTOS Y PUEDE AYUDARME A DAR Y RECIBIR AMOR DE NUEVO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Selichot, Dios del perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, amoroso, misericordioso y perdonador eres Tú, por eso sé que está en tu naturaleza el perdonar, y que tu deseo es concedernos siempre el perdón por todas nuestras faltas y rebeliones, y hacernos libres de la culpa, dándonos la victoria sobre el sentimiento que produce. Por eso hoy quiero darte gracias, infinitas gracias, y a la vez vengo a tu presencia a depositar todo sentimiento de culpa que pueda cargar, apropiándome de la verdad de que Tú eres más grande que nuestros sentimientos y acogiéndome a tu ternura y misericordia, pues tu enseñanza es fácil de poner en práctica y libera del sentimiento de culpa que el enemigo siempre quiere poner en nosotros. Gracias, mi Señor, Salvador y Perdonador Jesucristo por darme hoy, y para siempre, la victoria sobre la culpa; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri