jueves, 30 de septiembre de 2021

NUESTRA FIDELIDAD

 

HEBREOS 11:8-10 Fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera a otra que Él le daría por herencia. Se fue sin saber adónde iba. Incluso cuando llegó a la tierra que Dios le había prometido, vivió allí por fe, pues era como un extranjero que vive en carpas. Lo mismo hicieron Isaac y Jacob, quienes heredaron la misma promesa. Abraham esperaba con confianza una ciudad de cimientos eternos, una ciudad diseñada y construida por Dios. (NTV)

 

De la prueba de nuestra fidelidad.

En las pruebas, el Señor nos enseñará nuevas y más profundas verdades en cuanto a Él, sus propósitos y sus promesas. Aunque en tiempos de sufrimiento sentimos que hemos llegado al límite, esas dificultades están destinadas siempre para nuestro beneficio, además, prueban y fortalecen nuestra fidelidad.

 

Desde la perspectiva humana, los tiempos de prueba pueden ser desconcertantes, porque no entendemos cómo pueden resultar para bien. Pensemos en la orden que dio Dios a Abraham de sacrificar a Isaac, su tan largamente esperado hijo, desde el punto de vista terrenal de Abraham la pudo haber considerado como:

 

1.     Absurda. "Yo amo a mi hijo por encima de todo. ¿Cómo puedes pedirme esto?"

2.  Inapropiada. "¿Por qué ahora, Señor? Mi hijo es todavía joven. Él es por medio de quién han de venir mis descendientes".

3.    Injusta. "No es justo que me pidas esto. ¿No dejé mi tierra y mi familia para obedecerte?"

4.   Insoportable. "Esto es demasiado difícil para mí. No podré soportar ese dolor".

 

Pero Abraham confió en Dios, y la prueba reveló la inquebrantable fidelidad de Abraham al plan del Señor.

 

Gracias a que Dios sabe qué circunstancias nos ayudarán a crecer,

nos pide que tengamos fe y decidamos hacer Su voluntad

¡¡¡Recordar Su amor infinito y Su fidelidad plena,

nos ayudará a serle fieles también!!!

 

Imaginémonos el gozo de Abraham cuando el Señor proveyó un carnero como sacrificio en reemplazo de Isaac.

Nosotros recibiremos la misma recompensa del gozo espiritual si permanecemos firmes, fieles y leales, sin importar las circunstancias o lo que Él nos pida que hagamos.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE VALE LA PENA SER FIEL Y LEAL AL SEÑOR Y A SU IGLESIA, PUES ÉL SIEMPRE BENDICE Y PROMUEVE A LOS FIELES, POR ESTO DECIDO VIVIR CADA MOMENTO DE MI VIDA Y EN TODO LUGAR Y CIRCUNSTANCIA, EN FIDELIDAD PARA CON DIOS, CON SU IGLESIA Y CON MIS SEMEJANTES.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El HaNeeman, El Dios Fiel (Deuteronomio 7:9). Mi Dios y Señor Jesús, Tú eres completamente fiel, sé que puedo confiar plenamente en Ti en esta vida y en el destino eterno que nos has provisto, pues tu fidelidad está libre de mezquindad y ha pasado toda prueba. Por eso hoy vengo a tu Presencia a pedirte Señor, que hoy mismo quites de mí esa máscara religiosa que sólo hace opacar tu Presencia en mi vida y hace desacreditar tu Glorioso Evangelio. Ayúdame a ser fiel, Dios mío, a mantenerme firme en las convicciones que Tú has traído a mi vida, a vivir los principios y valores que me has enseñado, de manera que siempre pueda glorificar tu Nombre con mi testimonio de fidelidad y servicio en tu Reino, el cual es un honor y un privilegio para mí. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesucristo por ser siempre fiel; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri