martes, 24 de abril de 2018

RESPUESTAS

 

JUAN 9:13-25Entonces llevaron ante los fariseos al hombre que había sido ciego, porque era día de descanso cuando Jesús hizo el lodo y lo sanó. Los fariseos interrogaron al hombre sobre todo lo que había sucedido y les respondió: "Él puso el lodo sobre mis ojos y, cuando me lavé, ¡pude ver!". Algunos de los fariseos decían: "Ese tal Jesús no viene de Dios porque trabaja en el día de descanso". Otros decían: "¿Pero cómo puede un simple pecador hacer semejantes señales milagrosas?". Así que había una profunda diferencia de opiniones entre ellos. Luego los fariseos volvieron a interrogar al hombre que había sido ciego: ¿Qué opinas del hombre que te sanó? 

-     Creo que debe de ser un profeta, contestó el hombre. Aun así, los líderes judíos se negaban a creer que el hombre había sido ciego y ahora podía ver, así que llamaron a sus padres.

-   ¿Es este su hijo? les preguntaron. ¿Es verdad que nació ciego? Si es cierto, ¿cómo es que ahora ve? Sus padres contestaron:

-    Sabemos que él es nuestro hijo y que nació ciego, pero no sabemos cómo es que ahora puede ver ni quién lo sanó. Pregúntenselo a él; ya tiene edad para hablar por sí mismo.

Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron: "Ya tiene edad suficiente, entonces pregúntenle a él". Por segunda vez llamaron al hombre que había sido ciego y le dijeron: Es Dios quien debería recibir la gloria por lo que ha pasado, porque sabemos que ese hombre, Jesús, es un pecador.

-   Yo no sé si es un pecador, respondió el hombre, pero lo que sé es que yo antes era ciego, ¡y ahora puedo ver! (NTV)

 

♥ Decir las cosas como son, sin temor a que no gusten las respuestas, que no sean las que esperan o quien está preguntando. El ciego del pasaje que estudiamos hoy, estuvo dispuesto a responder las preguntas acerca de su sanidad, sin importar quién se lo estuviera preguntando, si lo aceptaban, lo rechazaban o no lo creían. 

 

Las reacciones en cuanto a su testimonio variaban: 

1. Aceptarlo.Quienes lo conocían discutían en cuanto a la autenticidad de su historia, y exigían saber cómo había llegado a ver. El hombre les dijo lo que había pasado: había conocido a un hombre llamado Jesús, quien le dio ciertas instrucciones. Cuando obedeció, fue sanado. Aunque esas personas no podían negar lo que había sucedido, tuvieron problemas para aceptar el relato, porque no podían entenderlo. Las personas en el mundo siguen haciendo lo mismo todavía, tratan de negar lo que no son capaces de explicarse.

2. Rechazarlo.Los fariseos también le preguntaron cómo había recibido la vista. El hombre dijo otra vez: "Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo" (Vs.15). Estos líderes se negaron a creerle, porque no querían aceptar a Aquel que había sido responsable del milagro. Cuando le preguntaron por segunda vez, el hombre se limitó a repetir su testimonio. "Habiendo yo sido ciego, ahora veo" (Vs.25). Rechazaron otra vez sus palabras, porque se negaron a cambiar sus creencias. Muchas personas rechazan la verdad de Dios y se aferran a su propia interpretación de los hechos.

3. Negarlo por temor.Una tercera respuesta se ve en los padres del hombre, a quienes los fariseos interrogaron para confirmar el testimonio. Pero se negaron a hacerlo porque tenían temor a las autoridades. El miedo a la reacción de alguien puede impedirnos hablar de nuestra vida transformada por Jesucristo.

 

CONFESIÓN DE FE:

LA PRÓXIMA VEZ QUE TENGA LA OPORTUNIDAD DE HABLAR DEL SEÑOR, COMPARTIRÉ LO QUE HA CAMBIADO EN MI DESDE QUE LO CONOCÍ. DIRÉ. "YO ERA ___, Y AHORA SOY ___, GRACIAS A JESÚS".

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Chaiyim, Dios Viviente (Jeremías 10:10). Mi Señor Jesús, eres el verdadero Dios; el Dios Vivo y el Rey Eterno. Hoy entiendo y estoy plenamente convencido que Tú eres el Salvador prometido, que vino para satisfacer las necesidades más profundas de mi vida. Confío en los méritos de tu muerte para darme el perdón de pecados. Confío en tu Presencia resucitada y viviente, para darme la vida que es eterna. Entonces puedo enfrentarme a la vida con todos los recursos que Tú me prometes y así, proclamar esa maravillosa buena noticia, pues sé que este es el Evangelio que Tú quieres que nosotros tus seguidores prediquemos; por eso te pido hoy que nos ayudes, con tu poder, con tu sabiduría, pero especialmente con tu Santo Espíritu a ir y cumplir con "La Gran Comisión" que nos dejaste, sin reparos, sin temor ni condiciones. Gracias mi Señor y Salvador Jesús porque solo gracias a Ti hoy puedo decir: "Antes era ciego, pero ahora veo", he orado en tu Poderoso Nombre. Amén.


Juan Manuel Lamus O.