martes, 5 de octubre de 2021

FRUCTÍFEROS

 

GÁLATAS 5:22-26 En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la Cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí. Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros. (NTV)

 

De la necesidad de la presencia del Espíritu Santo en la vida del seguidor de Cristo, pues es esencial para vivir una vida cristiana fructífera.

 

El trabajo que los verdaderos seguidores de Cristo estamos llamados a hacer, no puede ser fructífero sin el Espíritu Santo, porque nuestra naturaleza pecaminosa estorbaría cualquier intento que hiciéramos para tener el carácter de Cristo.

Pensemos en el ejemplo del apóstol Pedro: pasó tres años comiendo, durmiendo y aprendiendo en la presencia de Jesús. Sin embargo, antes de la crucifixión, negó conocer al Señor. Pero cuando el Espíritu Santo vino en Pentecostés, el atemorizado Pedro se transformó en un enérgico predicador. Lo que le sucedió a Pedro, le sucede a toda persona que recibe a Jesús, pero muchas no se dan cuenta del maravilloso recurso que tienen a su disposición:

 

¡¡¡El Espíritu Santo de Dios es el motivador interno del seguidor de Jesucristo,

para expresar la evidencia externa de la fe, pues Él da el poder para vivir

la vida cristiana, para ser fructíferos y trabajar con efectividad para el Señor!!!

 

La prueba visible que presentamos es el fruto del Espíritu. Algunos aspectos pueden ser más fuertes en nuestra vida que otros. Es posible que no todos se expresen al mismo tiempo en la misma proporción, pero cada una de esas manifestaciones del amor está dentro de nosotros porque el Espíritu Santo mora en nuestros corazones. La verdad práctica es que:

Debemos tener una actitud espiritual, aunque no nos sintamos con ganas de hacerlo.

Debemos ser amorosos, aunque no sintamos amor.

Debemos practicar la paciencia cuando el enojo quiera imponerse.

 

El gran misterio es que, cuando confiamos en el Espíritu Santo, nuestro corazón cambia; el amor echa raíces, nos sentimos bien siendo bondadosos y la paciencia produce un espíritu apacible.

 

CONFESIÓN DE FE:

PONDRÉ EN ACCIÓN EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO DE DIOS QUE MORA EN MÍ, POR MEDIO DE EL FRUTO QUE ÉL PRODUCE EN EL MOLDEO DE MI CARÁCTER, DE TAL MANERA QUE EL AMOR Y SUS MANIFESTACIONES COMO FRUTO SEAN PARTE DE MI ESTILO DE VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Espíritu Santo de Dios Todopoderoso, Elohim Elohay, Dios de dioses (Deuteronomio 10:17). Mi amado Dios, Señor y Espíritu Santo, estoy plenamente convencido del poder que ejerces en mi vida para que sea efectiva y fructífera, por eso hoy vengo a tu presencia a darte gracias, y de manera especial hoy a ti Espíritu Santo, por tu labor en mi vida llevándome a la convicción del pecado, de la justicia y del juicio, que producen en mí el carácter de ser un varón maduro espiritualmente, a la medida de la estatura y la plenitud del carácter de Cristo, que hacen que yo pueda ser fructífero y efectivo en mi vida cristiana, con base en el fruto de amor que Tú produces en mí. Gracias Espíritu Santo por tu presencia permanente y activa en mi vida. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri