viernes, 25 de marzo de 2016

EL CORDERO DE DIOS

 

¡¡¡El sacrificio de Cristo, ofrecido una vez y para siempre!!!

 

HEBREOS 10:1-14

El sistema antiguo bajo la ley de Moisés era solo una sombra, un tenue anticipo de las cosas buenas por venir, no las cosas buenas en sí mismas. Bajo aquel sistema se repetían los sacrificios una y otra vez, año tras año, pero nunca pudieron limpiar por completo a quienes venían a adorar. Si los sacrificios hubieran podido limpiar por completo, entonces habrían dejado de ofrecerlos, porque los adoradores se habrían purificado una sola vez y para siempre, y habrían desaparecido los sentimientos de culpa. Pero en realidad, esos sacrificios les recordaban sus pecados año tras año. Pues no es posible que la sangre de los toros y las cabras quite los pecados. Por eso, cuando Cristo vino al mundo, le dijo a Dios:

-  No quisiste sacrificios de animales ni ofrendas por el pecado. Pero me has dado un cuerpo para ofrecer. No te agradaron las ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado. Luego dije:

-  "Aquí estoy, oh Dios; he venido a hacer tu voluntad como está escrito acerca de Mí en las Escrituras".

©  Primero, Cristo dijo: "No quisiste sacrificios de animales, ni ofrendas por el pecado, ni ofrendas quemadas ni otras ofrendas por el pecado; tampoco te agradaron todas esas ofrendas" (aun cuando la ley de Moisés las exige). 

©  Luego dijo: "Aquí estoy, he venido a hacer tu voluntad".

Él anula el primer pacto para que el segundo entre en vigencia. Pues la voluntad de Dios fue que el sacrificio del Cuerpo de Jesucristo nos hiciera santos, una vez y para siempre. Bajo el antiguo pacto, el sacerdote oficia de pie delante del altar día tras día, ofreciendo los mismos sacrificios una y otra vez, los cuales nunca pueden quitar los pecados; pero nuestro Sumo Sacerdote se ofreció a Sí mismo a Dios como un solo sacrificio por los pecados, válido para siempre. Luego se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Allí espera hasta que sus enemigos sean humillados y puestos por debajo de sus pies. Pues mediante esa única ofrenda, Él perfeccionó para siempre a los que está haciendo santos. (N.T.V.)

 

©  Jesús es llamado por varios nombres: Mesías, Señor, Cristo, Rabí, Maestro, pero el menos familiar para el mundo de hoy es el de "Cordero de Dios".

Ø  Puesto que la mayoría de nosotros no tenemos antecedentes judíos, nuestra comprensión de este título es limitada. Pero los israelitas de aquel tiempo entendían el significado de este nombre. Los corderos eran para el sacrificio.

 

©  Dios siempre ha tratado con el pecado por medio de la sangre de sacrificios:

Ø  Cuando Adán y Eva pecaron, un animal fue sacrificado para cubrir la desnudez y la vergüenza de dos personas (Génesis 3:21).

Ø  En la primera Pascua, cada familia cubrió el umbral de la casa con la sangre de un sacrificio (Éxodo 12:1-7).

Ø  Más tarde, un macho cabrío era sacrificado para expiación de toda la nación (Levítico 16:15).

 

©  Ahora vemos el sacrificio máximo, el del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo:

 

JUAN 1:29 Al día siguiente, Juan (el bautista) vio que Jesús se le acercaba y dijo: "¡Miren! ¡El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!  A Él me refería cuando yo decía: Después de mí, vendrá un hombre que es superior a mí porque existe desde mucho antes que yo". (N.T.V.)

 

CONCLUYAMOS:

©  Normalmente, los logros más impresionantes de una persona se realizan mientras ella vive, pero piense en lo que Jesús logró con su muerte.

©  Así como animales inocentes habían muerto en lugar de los culpables, también Cristo dio su vida perfecta por la humanidad pecadora.

©  Asumió la responsabilidad total por todos nuestros pecados y recibió el castigo que merecíamos.

©  Mientras colgaba en la cruz, el juicio y la ira de Dios se derramaron sobre Él, no sobre nosotros.

 

Puesto que estamos limitados por nuestras mentes y sentidos humanos, no podemos comprender por completo todo lo que el "Cordero de Dios" soportó para darnos la salvación, pero sabemos lo suficiente para entender que le debemos nuestras vidas.

 

¡¡¡ÉL TOMÓ NUESTRO LUGAR EN LA CRUZ!!!

©©©Démosle, entonces, el primer lugar en nuestros corazones©©©

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad

Juan Manuel Lamus O.