viernes, 1 de abril de 2016

LA SUJECIÓN

 

1 CORINTIOS 15:27,28 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a Él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a Él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. (V.R.V.)

 

©  ¿Quieres que te conozcan por mandar o servir?

Una de las características, de la vieja naturaleza, que más nos cuesta vencer con el tiempo y aún todavía nos resulta difícil es cuando hablamos de "sujeción".

 

La palabra griega traducida como someterse, "Hupotasso", significa que la sujeción no es una decisión de una sola vez, es una actitud continua en nuestras mentes, que llega a convertirse en un patrón de conducta, un principio de vida. La sumisión mencionada en la Palabra de Dios no se refiere a una sujeción unilateral de un creyente para ser dominado egoístamente por la otra persona. La sujeción es una posición de honor y plenitud, pues Dios es el que establece las autoridades, y sabemos que si no nos sujetamos, o nos resistimos en la obediencia, esa actitud traerá consecuencias negativas a nuestra vida (Romanos 13:1,2).

 

En el principio, como no había pecado, el hombre solo tenía que obedecer a Dios, Él era su única autoridad. Cuando Adán y Eva desobedecieron sus instrucciones, el pecado entró en el mundo y entonces fue necesaria la sujeción, por lo tanto, Dios estableció leyes para que exista orden. Para empezar debemos sujetarnos a Dios, y ser obedientes a su Palabra, después a las autoridades que fueron establecidas por Él. Solamente de ésta manera encontraremos bendición, porque Dios lo prometió; de lo contrario, si resistimos a su autoridad solo estamos impidiendo que Él nos bendiga. Si eres de las personas que les cuesta obedecer y sujetarse a sus líderes, pastores o cualquier otra autoridad que Dios puso en tu camino, debes entender que estás poniendo resistencia a la autoridad que Él eligió. Hoy te animo a que pongas en ti ese mismo sentir que hubo en Cristo, quién a pesar de tener todo a su favor para mandar, se hizo siervo; siendo humillado, fue obediente hasta la muerte. (Filipenses 2:5-8)
Al final, cada uno de nosotros obedece a los justos mandamientos de nuestro Padre Celestial o a "las reglas de la ley". Debemos elegir sujetarnos voluntariamente, es decir ponernos bajo la autoridad, incluyendo la de Dios. No sujetarnos es no tener otra ley que nuestro propio capricho, una fuente poco confiable.

 

CONFESIÓN DE FE:

DECIDO SUJETARME A TODA AUTORIDAD QUE DIOS ESTABLEZCA PARA MI VIDA, INCLUYENDO COMO PRIMERA A ÉL MISMO. NO BUSCARÉ UNA POSICIÓN, POR EL CONTRARIO PRACTICARÉ COMO PRINCIPIO DE VIDA LA OBEDIENCIA Y LA SUJECIÓN, ASÍ COMO ÉL LO HIZO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Marom, Dios de las Alturas (Miqueas 6:6). Entiendo que alturas significa supremacía de poder y posición, y sé que Tú, El Todopoderoso, estás en las alturas siendo supremamente exaltado. Gracias Dios mío por tu Palabra en la cual están consignados tus mandamientos y las promesas, los cuales aseguran para mi, y todos aquellos que los sigan y se apropien de ellas, una vida digna y llena de bendiciones; y que tu sabiduría me llenará de prudencia y prosperidad. Ayúdame a estar siempre sujeto a tu perfecta autoridad y las que Tú establezcas para mi vida. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tu ejemplo de sujeción y obediencia absolutas. Amén.

 Juan Manuel Lamus O.