martes, 12 de mayo de 2020

TAL COMO SOMOS

 

JUAN 15:12-17 Este es mi mandamiento: ámense unos a otros de la misma manera en que Yo los he amado. No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que Yo les mando. Ya no los llamo esclavos, porque el amo no confía sus asuntos a los esclavos. Ustedes ahora son mis amigos, porque les he contado todo lo que el Padre me dijo. Ustedes no me eligieron a mí, Yo los elegí a ustedes. Les encargué que vayan y produzcan frutos duraderos, así el Padre les dará todo lo que pidan en mi Nombre. Este es mi mandato: ámense unos a otros. (NTV)

 

El señor Jesucristo nos ama como somos, pero se niega a dejarnos como estamos.

Visite cualquier iglesia y encontrará personas que lucen felices, seguras y en paz, pero que en realidad están tristes y avergonzadas, deseando secretamente que alguien las ame tal como son.

 

¿Por qué se ha vuelto tan común entre los cristianos esta clase de simulación? ¿Estamos tan ciegos que no podemos ver que pretender ser perfectos destruye nuestra integridad? ¿Cuándo vamos a reconocer que Cristo insiste en que acudamos a Él tal como somos?

Aceptar la realidad de nuestra vida lacerada y llena de defectos, es el primer paso para vivir en Cristo, no porque así podamos reparar de inmediato todo lo que está mal en nosotros, sino porque podremos entonces dejar de buscar la perfección para buscar a Jesús, quien conoce hasta lo peor de nuestra vida. No es hasta que descubrimos nuestro verdadero yo y lo que necesitamos, que descubrimos quién es realmente el Señor Jesucristo:

Un amoroso, receptivo, generoso y perdonador Salvador, Redentor y Amigo.

 

Hoy en día, estoy convencido de que Dios ama a toda persona con una profundidad, persistencia e intensidad inimaginables. Estoy completamente seguro de que no hay manera de exagerar la inmensidad de su amor; es inagotable; no conoce límites. Por muy grande que sea la limitación que podríamos tratar de ponerle, el amor de Dios es, en pocas palabras, como ningún otro en este mundo. Es por esta razón que podemos declarar con certeza que Dios nos ama tal como somos. ¿Cree usted esto? No le estoy preguntando si cree en el amor, pues esa es una ideología teórica e intrascendente. Lo que le estoy preguntando es: ¿Puede usted decir con toda seguridad lo que el apóstol Juan escribió en su primera carta: "Hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros?" (1 Juan 4:16). Jesús se ofrece a Sí mismo a cada uno de nosotros como un compañero en el viaje de la vida, un amigo que es siempre paciente con nosotros, bondadoso, misericordioso, rápido para perdonar, y cuyo amor no lleva un registro de nuestras faltas. Él dice: "Ya no os llamaré siervos… pero os he llamado amigos" (Vs.15 RV60).

Piense ahora en cómo definió Agustín de Hipona ese término:

"Un amigo es alguien que sabe todo sobre ti, y aun así te acepta".

Jesús es el cumplimiento de este sueño que todos tenemos.

 

¡¡¡El discipulado auténtico requiere saber tres cosas:

que nuestro yo es profundamente amado;

que nuestro yo es profundamente pecador;

y que nuestro yo está involucrado en

un proceso de restauración que dura toda la vida!!!

 

Confrontar estas verdades esenciales hace que sea posible para nosotros, "pecadores notorios", reconocer como somos en realidad y que somos aceptados por Dios.

 

CONFESIÓN DE FE:

EL AMOR DE DIOS ES LA ESENCIA DE NUESTRA FE, Y UN MAGNÍFICO RESUMEN DE TODO LO QUE DEBEMOS CREER. ESE AMOR CREA NUESTRA VERDADERA IDENTIDAD Y TRAE PAZ, GOZO Y SATISFACCIÓN QUE EL MUNDO NO PUEDE DAR.

 

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Jesús, El Kjesed, Dios de Amor Fiel e Inagotable (Salmo 25:6). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, he podido experimentar que el verdadero amor del Padre Celestial, manifestado en una persona eres Tú. Gracias Padre porque eres en mí, presencia de amor perpetuo. Desde mi silencio siento como mi amor te busca y se funde con el tuyo, y en este maravilloso todo y uno, la luz, la paz y la armonía nos acercan en ese amor infinitamente. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesucristo por tu amor sin condición, sé que no hay nada ni nadie que pueda separarnos porque soy parte de Ti, esa parte que siempre cuidas y velas con esmero, paciencia, sabiduría, perdón y misericordia, además porque me has hecho tu amigo. Gracias Padre Celestial por el amor hecho vida para nosotros en tu hijo amado y Señor nuestro, Jesucristo; he orado en su Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.