viernes, 29 de marzo de 2019

FRUCTÍFERA

 

PROVERBIOS 3:5-12 Confía en el Señor totalmente, no en tu propia sabiduría. Ten en cuenta a Dios en todo lo que hagas, y Él te ayudará a vivir rectamente. No te creas más sabio que los demás; respeta al Señor y aléjate del mal, pues eso será como medicina para tu cuerpo y como un refresco para tus huesos. Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas, así estarán repletos tus graneros y rebosantes tus depósitos de vino. Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor, ni te enojes por sus reprensiones, porque el Señor disciplina al que ama, como un papá al hijo que quiere. (PDT)

 

De cómo tener una vida verdaderamente fructífera.

Dios nos creó con la necesidad de saber que nuestra presencia en este mundo cuenta; y tal necesidad solo la podemos satisfacer por medio de su Hijo Jesucristo.

 

Por lo tanto, tengamos en cuenta estos aspectos:

1.  Confianza y entrega. Debemos confiar en Cristo y darle el control sobre nuestras familias, finanzas, empleos, estudios y todo lo demás. El pasaje que estudiamos hoy enfatiza lo esencial que es la confianza para una vida fructífera y nos advierte que no seamos sabios en nuestra propia opinión, ni nos apoyemos en nuestra propia prudencia (Vs.5 y 7). Es normal que a la hora de tomar una decisión tengamos el impulso de recaudar información y elegir la respuesta que nos parece correcta. Sin embargo, a diferencia de nosotros, Dios conoce cada uno de los detalles, "ve" los corazones y detecta cada pensamiento; ningún aspecto de nuestra vida le es inadvertido (1 Crónicas 28:9; Salmo 11:4). Es por eso por lo que solamente Él conoce cuál es la mejor decisión que debemos tomar para cada situación.

2.    Reconocimiento. La vida abundante implica también reconocer al Señor en todo lo que hagamos. Hablar de Él a los demás es apenas una parte de lo que significa darle reconocimiento. Como hijos suyos, debemos tener un gran parecido con nuestro Señor Jesucristo, en pensamientos, actitudes y acciones. Nuestras prioridades deben reflejar las de Él y nuestros planes corresponder con sus propósitos.

 

La vida se vuelve fructífera cuando nos rendimos al Señor y hacemos su voluntad.

Al permitir que su Espíritu Santo viva en nosotros (Gálatas 2:20), descubriremos que nuestra vida es importante y fructífera, y nos sentiremos satisfechos en cuanto a ella.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY CONVENCIDO QUE SOLO DIOS HACE MI VIDA VALIOSA Y FRUCTÍFERA, POR ESO ME SOMETERÉ A LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO, Y ESTOY SEGURO DE QUE ÉL PRODUCIRÁ UNA GRAN COSECHA DE FRUTO ESPIRITUAL EN MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Padre Nuestro, Elohim Chaiyai, Dios de la Vida (Salmo 42:8). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, sé que solo Tú eres la fuente de toda vida, y das vida, incluyendo vida eterna; es por eso por lo que hoy clamo a Ti para que nunca dejes de trabajar en mi vida, la cual yo someto a tu voluntad, a tu guía e instrucción permanente, para que el fruto del espíritu (Gálatas 5:22,23), sea totalmente evidente en mi comportamiento, mi conducta, mi productividad y mi manera de relacionarme con mis semejantes. Gracias te doy por ese poder infinito que me has dado para forjar mi carácter y poder llevarlo a la estatura y a la plenitud de Cristo Jesús, a quien reconozco en todo lo que hago y entrego mi confianza y el control de toda mi vida, por eso hoy he orado en Su Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.