ENOJADOS
PROVERBIOS 19:20,21 Escucha el consejo y acepta la corrección para que seas sabio en tu porvenir. Muchos planes hay en el corazón del hombre, pero solo el propósito del Señor se cumplirá. (R.V.A.'15)
Un manto de silencio cayó sobre él. Hacía rato que ya no había sol y la oscuridad de la noche cubría el paisaje. Por el resplandor de las estrellas, apenas veía la forma de la "Montaña Negra" en la distancia. En plena oscuridad, el niño escuchó el movimiento de un animal entre las plantas y el aleteo de un ave en el cielo oscuro. De pronto, el corazoncito del niño latía con más rapidez, y se le había acelerado la respiración. Ir a la "Montaña Negra" había sido una mala idea.
© ¿Por qué habría dicho eso?, pensó, reflexionó.
Se sentó en la entrada abrazándose las rodillas contra el pecho, mientras una lágrima le rodaba por la mejilla al tratar de controlar el miedo. Desde la cocina, escuchó que su padre le decía:
- Hijo ¿quieres venir a cenar con nosotros?
(Anónimo)
A veces, cuando estamos enojados con nosotros mismos, con los demás, con las circunstancias, o hasta con Dios, queremos correr, irnos, huir. Nos enojamos y amenazamos, nos sentamos en la entrada y lloriqueamos. Aun así, Papá espera pacientemente y nos llama para reunirnos con el resto de la familia. El amor ahuyenta los temores y la restauración sana las heridas.
CONFESIÓN DE FE:
ESTARÉ DISPUESTO A SER RESTAURADO POR MI PADRE CELESTIAL Y MIS AUTORIDADES, EN MOMENTOS EN QUE EL ENOJO NUBLE MI VISTA Y MIS TEMORES ME ATORMENTEN, NO HUIRÉ.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El Rachum, Dios de Compasión (Deuteronomio 4:31). Mi amado Rey y mi Señor Jesús, hoy vengo a tu Presencia a darte gracias, pues Tú eres ese amor que echa fuera todo temor de mi vida, por eso hoy clamo a Ti para que me ayudes a ser una persona que reconoce que necesita de Ti, y de los demás, y de tu ayuda para salir adelante con mis dificultades, especialmente cuando me siento enojado, que no puedo con las circunstancias y no logro entender que hay alguien ahí, en ese momento, dispuesto a ayudarme, a sanarme y restaurarme, gracias mi Padre Celestial por tu mano poderosa y amorosa que está sobre mi vida permanentemente. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.