domingo, 3 de marzo de 2019

"EL LUGAR DE LA SIEMBRA"

 

Para lograr una abundante cosecha, la semilla exige dos condiciones:

1.   Un buen sembrador y

2.   Un buen terreno. 

Si el sembrador no sabe cómo hacerlo y si el terreno no está lo suficientemente preparado, la semilla termina frustrándose.

 

Por experiencia sabemos que muchas vidas terminan en grandes fracasos, no a causa de la semilla, la que casi siempre es excelente y de gran poder, sino por la poca colaboración del sembrador y la casi nula preparación del terreno. 

 

Se dan, sin embargo, casos en que esa semilla tiene tanto poder, que es capaz de invernar por muchos años para luego reventar y dar la cosecha esperada.

 

Alguna vez una maestra rural recibió una carta de un capellán militar, a quien un soldado agonizante le había pedido le escribiera agradeciéndole todas las enseñanzas que de ella había recibido.  A la maestra le llegó esta comunicación precisamente el día en que, desanimada de ver la poca respuesta de sus alumnos, había renunciado a su cargo de maestra.  Sus palabras fueron:

-       "Retiro mi renuncia, esta carta me está asegurando que mis enseñanzas son buenas semillas que nunca se pierden".

 

¡¡¡SEMBRAR PARA COSECHAR!!!

 

GÁLATAS 6:7-9

No se hagan ilusiones: de Dios no se burla nadie. Lo que cada uno haya sembrado, eso cosechará. Quien siembre para satisfacer sus apetitos desordenados, de ellos cosechará frutos de muerte; mas quien siembre para agradar al Espíritu, el Espíritu le dará una cosecha de vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien ya que, si no desfallecemos, a su tiempo recogeremos la cosecha. (BLPH)

 

Una mujer soñó que estaba en una tienda recién inaugurada y para su sorpresa, descubrió que Dios se encontraba tras el mostrador:

-       ¿Qué vendes aquí? le preguntó.

Dios le respondió:

-       Todo lo que tu corazón desee.

Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, se decidió a pedir lo mejor que un ser humano puede desear:

-       Paz, amor, felicidad, sabiduría... tras un instante de vacilación, añadió…

-       Pero no sólo para mí, sino para el mundo entero.

Dios se sonrió y le dijo:

-       Creo que no me has comprendido, aquí no vendemos frutos, únicamente vendemos semillas. 

 

Para sembrar una planta hay necesidad de romper primero la capa endurecida de la tierra y abrir los surcos. 

Luego, desmenuzar y aflojar los trozos que aún permanecen apelmazados para que la semilla pueda penetrar.

Luego regar abundantemente para conservar el suelo húmedo y entonces...

 

¡¡¡Esperar con paciencia hasta que germine y crezca!!!

 

De la misma forma en que procedemos con la naturaleza hay que trabajar con el corazón humano:

1.   Arando la costra de la indiferencia que la rutina ha formado,

2.   Removiendo los trozos de un egoísmo mal entendido,

3.   Desmenuzándolos en pequeños trozos de gestos amables, palabras cálidas y generosas,

4.   Hasta que, con soltura, permitan acoger las semillas que diariamente podemos solicitar "gratis" en el almacén de Dios,

5.   Porque Él mantiene su supermercado en promoción.

 

Son semillas que hay que cuidar con dedicación y esmero, regarlas con sudor, lágrimas y a veces hasta con sangre, como regó Dios nuestra redención y como tantos han dado su vida y su sangre por otros, en un trabajo de fe y esperanza, de perseverante esfuerzo, mientras los frágiles retoños, se van transformando en plantas firmes capaces de dar los frutos anhelados.

 

HOY SEMBRARÉ…

 

Hoy sembraré una sonrisa; para que haya más alegría.

Hoy sembraré una palabra consoladora; para cosechar serenidad.

Hoy sembraré palabras y gestos de verdad; para que no crezca la mentira.

Hoy sembraré serenidad de acciones; para colaborar con la paz.

Hoy sembraré un gesto pacífico; para que haya menos nervios y dolores en las mentes y corazones.

Hoy sembraré en mi mente una buena lectura; para el gozo de mi espíritu y el beneficio de los que me rodean.

Hoy sembraré justicia en mis gestos y palabras; para que reine la verdad.

Hoy sembraré un gesto de caridad; para que haya más amor.

Hoy sembraré un gesto de delicadeza; para que haya más bondad.

Hoy sembraré una oración; para que el hombre esté más cerca de Dios.

 

Si cada uno de nosotros sembramos en el día de hoy, al menos una de estas semillas, posiblemente podamos mirarnos como verdaderos hermanos, hijos de un mismo Dios y colaboradores de un mundo más humano.

 

2 CORINTIOS 9:6-8

Recuerden lo siguiente:

Un agricultor que siembra sólo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña.

Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante. Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, "porque Dios ama a la persona que da con alegría". Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra que compartir con otros. (NTV)

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.