viernes, 8 de mayo de 2015

 

MADRE

 

FILIPENSES 2:1-4 ¿Hay algún estímulo en pertenecer a Cristo? ¿Existe algún consuelo en su amor? ¿Tenemos en conjunto alguna comunión en el Espíritu? ¿Tienen ustedes un corazón tierno y compasivo? Entonces, háganme verdaderamente feliz poniéndose de acuerdo de todo corazón entre ustedes, amándose unos a otros y trabajando juntos con un mismo pensamiento y un mismo propósito. No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes. No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás. (N.T.V.)

 

©      La bendición de ser madre.

Los hijos son una bendición del Señor (Salmo 127:3-5). La condición de madre es un gran honor y un privilegio, pero también es sinónimo de servicio. Cada día están llamadas a suplir abnegadamente las necesidades de su familia. Ya sea que estén despiertas de noche amamantando a un bebé, invirtiendo su tiempo y su dinero en unos adolescentes desagradecidos, o preparando comidas, las madres ponen constantemente a los demás antes que a ellas mismas.

 

A veces, este servicio constante puede ser agotador e incluso desalentador, sobre todo para una primeriza, pero las madres toman verdadero aliento de Cristo. Uno de los mejores ejemplos de abnegado servicio se encuentra en Juan 13:3-16. Al arrodillarse para lavar los pies de Sus discípulos, el Señor enseñó que la clave para la verdadera autoridad es la humildad. Y es la humildad lo que lleva a la recompensa eterna. A menos que usted esté dispuesta a agacharse y ensuciarse las manos, perderá la verdadera riqueza de la maternidad, al morir a sus propios deseos y derramar su vida en alguien más, se vuelve como Cristo y en un santo legado de fe que continuará por las generaciones futuras.

©      ¿Qué mayor bendición podría esperar alguien?

Claro que la motivación para servir a los demás no es cosechar beneficios, pero cuando seguimos el plan de Dios para nuestra vida, eso es lo que sucede. Al Dios dar hijos, pone a las madres en posición de autoridad y servicio, Él las llama a dar sus vidas a favor de otros, a abandonar sus propios deseos y poner primero el interés de sus hijos. Pues, es por medio de esta abnegación que se alcanza la satisfacción verdadera.

 

CONFESIÓN DE FE:

ES UNA GRAN BENDICIÓN DE DIOS SER MADRE, Y PARA CRIAR VERDADEROS HIJOS DE DIOS, DEBO PROTEGERLOS Y EDIFICAR UNA BASE FIRME DE SU FE, Y HACERLO CON LA DEBIDA DEDICACIÓN Y ESFUERZO, DE LA MANO DE DIOS.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Kol Basar, Dios de toda carne (Jeremías 32:27). Padre Bueno, Tú que eres madre y padre de toda la humanidad, ayúdanos a entender que nuestra paternidad es una extensión de la Tuya, que podamos verte a Ti como un Padre amoroso y comprensivo.  Ayúdanos a estar cercanos a nuestros hijos, a saberlos escuchar y sobre todo decirles las palabras justas que necesiten escuchar conforme a su edad y situación, para que ellos se conviertan a sí mismos en las personas que Tú quieres que sean.  Ayúdanos a entender a nuestros hijos, a amarlos como Tú los amas, enséñanos a conducirlos por el camino de la fe, la verdad, la justicia y el amor. Que nuestros hijos Señor, conozcan a Tu Hijo a través nuestro, y que a través de Él, puedan crecer en sabiduría, y sobre todo hacerse hombres y mujeres de bien. Te lo pedimos por medio de Tu Hijo Jesús, cúbrenos con Tu manto y enséñanos a ser padres y madres conforme a Tu corazón de Padre. Amén.


Juan Manuel Lamus O.