jueves, 14 de enero de 2016

SENSIBILIDAD

 

SALMO 105:14,15 Dios no permitió que nadie los oprimiera, sino que les advirtió a los reyes:

-      "No toquen a mis elegidos,  ni les hagan daño a mis profetas". (P.D.T.) 

 

©  Los preceptos de Dios, descritos en su Palabra, no son restrictivos, son protectores.

Dios nos ha hecho seres sensibles al peligro y a los enemigos, pero también proveyó su palabra para que podamos protegernos.

 

En la Gran Isla de Hawái crece una pequeña planta delicada cuyo nombre es "Sensitiva", miembro de la familia de Mimosa. Su nombre se debe a un movimiento que hace cuando algo, incluso un cambio en el viento, la roza o atraviesa. En ese instante, la planta tropical americana, con tronco y espinas, se pega a la tierra. A menos que la estés observando directamente, no podrás distinguirla de la hierba o la maleza del área y puede ser aplastada con facilidad debajo de nuestros pies. Cuando el sol se levanta en el pacífico sur, la diminuta "Sensitiva" se abre tan amplia como le es posible y se eleva hacia la calidez de los rayos nacientes del sol. Esta minúscula y plegable planta, tiene un mecanismo inherente que causa que se doble con facilidad y se recoja, resguardándose de cualquier cosa que pueda causarle daño. Sin embargo, la "Sensitiva" no puede distinguir entre un segador de césped que viene hacia ella para cortarla, o el hombre que se acerca para protegerla.

 

Cada uno de nosotros posee la innata necesidad de guardarnos del daño y de aquellos que podrían lastimarnos. Dios nos ofrece su Palabra como manual para equiparnos, con el fin de estar alertas a los ataques del enemigo y prepararnos para saber cómo protegernos. Podemos despertar mañana, aun cuando llueva o la nieve caiga y recibir su calidez, amor, protección y su poderosa unción en el día que comienza para nosotros. Dios nos bendijo con su sensibilidad, pero debemos estar alerta usando las herramientas que el proveyó para nosotros sus hijos.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESCUDRIÑARÉ CON SUMO CUIDADO Y REAL INTERÉS LA PALABRA DE DIOS, CON LA INTENCIÓN, EN ESTE CASO, DE CONOCER Y UTILIZAR LAS HERRAMIENTAS DE PROTECCIÓN QUE EL SEÑOR A PROVISTO POR MEDIO DE ELLA PARA SUPERAR LOS ATAQUES DEL ENEMIGO.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Sali, Dios de mi Roca (Salmo 62:7). Mi amado Dios y Señor, se que Tu, El Todopoderoso, eres mi defensor, mi refugio, y que tu Palabra provee, para los que en Ti creemos y en Ti confiamos, protección de todo ataque. Es por eso que hoy quiero citar al salmista para hacer esta declaración: Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en Él está mi esperanza. Solo Él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios; Él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por hacerme sensible al peligro y a la vez darme tu Palabra para protegerme. Amén.


Juan Manuel Lamus O.