miércoles, 11 de marzo de 2020

CAMBIAR

 

GÉNESIS 50:19-21 José les respondió:

-       No me tengan miedo. ¿Creen que puedo tomar yo el lugar de Dios para juzgarlos y castigarlos? En lo que a mí respecta, Dios convirtió en bien el mal que ustedes quisieron hacerme, y me puso en el alto cargo que ahora desempeño a fin de que salvara la vida de mucha gente. No, no tengan miedo. Yo mismo cuidaré de sus familias.

Y de esta manera les habló con mucho cariño y los tranquilizó. (NBV)

 

De cómo Dios cambia lo amargo en miel, para los que en Él creen y en Él confían.

Hoy muchos caminarán por las calles y conducirán sus vehículos o simplemente se quedarán en sus casas masticando la amargura, la desilusión y rechinando sus dientes con un pequeño hálito de venganza. Frustración ha inundado su corazón, porque no han sido comprendidos.

 

¡¡¡Todos hemos transitado el sendero de la frustración, la desilusión o la amargura alguna vez de nuestra vida, pero no debemos caer en ese pozo de desesperación, más con la ayuda de Dios cambiar lo amargo en miel!!!

 

Al leer Génesis desde el capitulo 37 hasta el pasaje que estudiamos hoy, podemos entender que José tenía suficientes razones para la venganza, porque su vida fue hundida en la desesperación, la división y fue separado de su familia por los corazones tenebrosos de sus hermanos, quienes llenos de envidia, egoísmo y crimen, lo vendieron como esclavo. Años de sufrimiento, soledad y angustia inundaron a José, pero un día, ¡glorioso día! Dios lo saco de la oscuridad, el anonimato, la desesperación y la ignorancia, hacia la luz del reconocimiento, la sabiduría y el amor. Ocupó un lugar de importancia en Egipto, mientras sus hermanos poco a poco se hundían en la tristeza, el hambre y el vacío. Un día José, no esperaba lo que sucedió, pero sucedió. Sus hermanos sin saber que él era José vinieron para nutrirse de su sabiduría, su misericordia y sus alimentos, porque en la tierra de ellos ya no había nada de eso, y cuando José los vio los reconoció. Esa era la gran oportunidad para ajustar cuentas. Pero, milagro de milagros, el corazón de José no se había dañado y por eso dijo: 

-       Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien para hacer lo que hoy vemos, para salvar la vida de mucha gente. (DHH)

 

Dios cambio el mal en bien, pero José cambio lo amargo en miel y extendió sus manos y su corazón a quienes lo quisieron destruir.

 

CONFESIÓN DE FE:

YO QUIERO HOY, Y DECIDO, CONVERTIR LO AMARGO EN MIEL, PUES ESTOY SEGURO DE QUE DIOS CONVERTIRÁ LO MALO EN BUENO, SI MI CORAZÓN NO SE CONTAMINA POR LA MALDAD DEL SER HUMANO QUE PUEDA TOCARME.

 

ORACIÓN:

Dios Nuestro, Elohim Mikarov, Dios que está cerca (Jeremías 23:23). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, qué bueno es saber que no me encuentro solo y que bueno es saber que cambias lo malo en bueno, lo amargo en miel, para edificar a otros. Ayúdame a no quedarme contemplando con ojos de víctima las circunstancias oscuras que me puedan tocar y que siempre pueda ver, como lo hizo José, tu Poderosa mano dirigiéndolo todo y canalizándolo todo para que yo pueda servir a mis semejantes. Que no contamine mi corazón con la amargura y en lugar de eso si algo amargo viene, si alguien hoy me hiere y quiere hacerme daño, que yo pueda tomar la decisión de convertir lo amargo en miel, para que pueda fluir tu propósito en mi y ser de bendición para otros. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.