miércoles, 17 de octubre de 2018

SUPERÁNDOLA

 

MATEO 21:18-22 Por la mañana, cuando Jesús regresaba a Jerusalén, tuvo hambre y vio que había una higuera junto al camino. Se acercó para ver si tenía higos, pero solo había hojas. Entonces le dijo: ¡Que jamás vuelva a dar fruto! De inmediato, la higuera se marchitó. Al ver eso los discípulos quedaron asombrados y le preguntaron: ¿Cómo se marchitó tan rápido la higuera?

Entonces Jesús les dijo:

-      Les digo la verdad, si tienen fe y no dudan, pueden hacer cosas como esa y mucho más. Hasta pueden decirle a esta montaña: "Levántate y échate al mar", y sucederá. Ustedes pueden orar por cualquier cosa, y si tienen fe la recibirán.(NTV)

 

♥ De cómo superar una fe vacilante.

Dejar que nuestra fe vacile nos cierra a las bendiciones de Dios. Él no puede violar su propio principio dando respuesta a la oración de un escéptico. Por el contrario, los creyentes que han elegido tener fe, pueden tener la confianza de que el Señor les dará lo que pidan, o algo aun mejor.

 

Superar una fe vacilante requiere dos acciones: 

1.   Decidir creer que el Señor es digno de confianza

Los sentimientos de inseguridad están atados a nuestras circunstancias, pero nuestra mente y nuestro corazón pueden ser atados al Señor. "¡Me niego a seguir dudando de mi Dios!", debe convertirse en el grito de batalla de los cristianos. Cuando satanás nos susurre palabras de desaliento, podemos responder diciéndole que sabemos quién es nuestro Dios y que Él hará lo que promete.


2.   Sumérjase en la Palabra de Dios y medite en sus promesas.

Cuando meditamos en las promesas del Señor, nuestra mente y nuestro espíritu se llenan de los pensamientos del Padre Celestial y comenzamos a pensar como Él. Cada vez que nos alimentemos de la Palabra de Dios, debemos escribir notas y apartar tiempo para meditar en el pasaje. Luego, cuando enfrentemos circunstancias difíciles y nuestra fe comience a vacilar, podremos recordar las promesas de Dios y mantenernos firmes en nuestra decisión de confiar en Él.

 

Los creyentes que fortalecen su fe oran por cosas específicas, de acuerdo con las promesas de Dios. Y desde el momento en que la oración va al cielo podemos vivir a la expectativa de la respuesta del Señor. 

 

CONFESIÓN DE FE:

PARA MI LA FE ES UNA AVENTURA GRANDIOSA, POR LO CUAL HOY DECIDO NO DEJAR QUE ABSOLUTAMENTE NADA ME IMPIDA SUPERAR UNA FE VACILANTE, CONFIANDO EN EL SEÑOR Y MEDITANDO DIARIAMENTE EN LA PALABRA DE DIOS Y SUS PROMESAS.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Emet, Dios de la Verdad (Salmo 31:5). Mi Rey y Señor Jesús, tengo la plena certeza de que El Camino, La Verdad y La Vida eres Tú, eres Dios fiel y completamente confiable. Mi amado Dios y Señor, Tú eres la fuente inagotable de toda bendición, pues eres Todopoderoso y nuestros problemas no son demasiado grandes como para que no los puedas manejar. Por eso yo hoy decido transitar el camino de la fe sin vacilar, pues Tú eres mi Dios y estás atento a mis necesidades, las conoces de antemano y las satisfaces plenamente como una madre que amamanta y nutre a sus hijos. Gracias quiero darte hoy mi Señor y Salvador Jesucristo, porque si Tú estás conmigo ¿Quién contra mí? nada ni nadie; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.