viernes, 12 de octubre de 2018

¿VACILANTE?

 

SANTIAGO 1:2-8 Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada. Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y Él se la dará; no los reprenderá por pedirla. Cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. Esas personas no deberían esperar nada del Señor; su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen. (NTV)

 

♥ De las dudas y temores de una fe vacilante.

El primer capítulo de Santiago enseña como responder adecuadamente ante las pruebas. En las circunstancias difíciles, el corazón se purifica, el carácter de fortalece y la fe se incrementa. Sin embargo, para responder de manera correcta, debemos pedir sabiduría a Dios. Santiago señala entonces un principio: 

♥ "Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento" (Vs.6 RV60). En otras palabras, no debemos dudar de que Dios responderá de la manera en que lo ha prometido. La fe vacilante pone trabas al plan de Dios.

 

El pecado no reconocido es, por lo general, una de las causas de la fe vacilante, que nos hace enfocarnos en las circunstancias antes que en Cristo. Pero la incertidumbre puede con frecuencia remontarse a nuestra débil vida de oración. Muchos creyentes hacen peticiones poco detalladas: 

-      "Señor, Tú sabes lo que está pasando conmigo, y lo que necesito". 

Si un creyente no está seguro de lo que está pidiendo, simplemente no puede tener la confianza de que el Señor responderá. Algunas veces nuestra necesidad es obvia, y podemos pedir a Dios por ella de inmediato. En otras circunstancias, debemos buscar su voluntad antes de que podamos saber cómo pedirle: 

-      "Padre, Tú has prometido que, si confío en Ti y no me apoyo en mi propia prudencia, enderezarás mis veredas. Por tanto, estoy esperando instrucciones claras de Ti".

 

Puesto que Dios anhela que sus hijos tomen decisiones correctas, Él se ha comprometido a mostrarnos su voluntad cuando se la pidamos. Sea lo que sea que Él ponga en su corazón, comience a orar de manera específica y a obedecer fielmente.

 

CONFESIÓN DE FE:

LO MÁS CERCA QUE PUEDO LLEGAR A LA FE NO VACILANTE, ES LA CAPACIDAD DE CONFIAR EN QUE LO QUE PIDO DENTRO DE LA VOLUNTAD DE DIOS ES COMO SI YA LO HUBIERA RECIBIDO, ENTONCES ASÍ LO HARÉ, NO VACILARÉ.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Gibor, El Dios Todopoderoso (Isaías 9:6). Mi Rey y Señor Jesús, Tú eres la fuente de todo poder, capacidad y fuerza; el más fuerte en el universo. Nadie es más poderoso que Tú, mi Dios, por eso podemos acercarnos a Ti con total confianza y credulidad, al Todopoderoso, al Fuerte, pues nos infundes fuerza y nos capacitas para hacer todo lo que nos llames a hacer, nos das la visión y la provisión. Gracias mi Señor y Salvador, porque sin vacilar en mi fe, hoy puedo decidir ser obediente y confiar en Ti con valentía, y seguro de que el resultado será una bendición cada vez más grande para mi vida y mi entorno. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.