jueves, 8 de febrero de 2018

IMITADORES

 

EFESIOS 5:1,2 Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos. Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a Sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios. (N.T.V.)

 

♥ De cómo al imitar a Cristo reflejamos que somos hijos de un Gran Rey.

Yo pienso frecuentemente que nosotros somos como el pobre muchacho de la siguiente historia, que se sentaba a lo largo del camino jugando en el lodo. El Rey de la tierra vino por allí y preguntó al muchacho qué hacia él tan lejos de su pueblo. El Rey le preguntó:

-  ¿Saben sus padres que usted está aquí? El pobre muchacho contestó: 

-  Yo no tengo padres ellos se mataron en un accidente. El rey dijo:

-  ¿Quién es su tutor? El muchacho contesto:

-  Yo no tengo a nadie y yo vivo fuera de aquí en el campo. El rey le preguntó:

-  ¿Le gustaría tener unas ropas bonitas y limpias para vestir?

-  ¿Quién querría darme eso? Le contesto el muchacho.

-  Yo quiero que usted venga a vivir conmigo como mi hijo. Le dijo el rey. 

El muchacho se asustó y le preguntó:

-  ¿Tengo yo que darme un baño y tener nuevas ropas para ser su hijo? 

-  Nadie tiene que darse un baño ni ponerse ropas limpias para ser mi hijo. Dijo el rey. 

El muchacho decidió ir con el rey para ser su hijo. Cuando ellos entraron al palacio el rey ordeno a sus sirvientes dar al muchacho un baño y que le pusieran ropas nuevas y limpias. Entonces el muchacho le dijo al rey:

-  Espere un minuto usted me dijo que yo no tenía que tomar un baño ni ponerme ropas limpias para ser su hijo.

-  Tú estás en lo correcto, dijo el rey, pero ahora que eres mi hijo yo quiero que te veas como tal. 

 

Hoy he meditado en este hecho y cuán frecuentemente mi caminar no refleja que soy un hijo del más grande Rey. En su gran perdón Dios me ha dado nuevo nacimiento y una esperanza viva mediante la Resurrección de Jesucristo y una herencia que jamás perece y que nadie puede cambiar ni robar; es una herencia guardada en el cielo y mediante la fe puedo ser un hijo de Dios guardado para la pronta venida del Rey. Ahora, por Él haberme aceptado como hijo, puedo regocijarme, he llegado a ser, por la fe, su hijo para alabanza de su Gloria. Aunque no lo he visto físicamente lo amo. Sé que un día le veré tal como Él es y entonces mi alma quedará extasiada hasta la eternidad y solo le exaltaré en agradecimiento. Sin embargo, mientras llega ese día, hoy quiero vivir caminando como un hijo del Rey, quiero ser un fiel imitador de mi Señor Jesús.

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY QUIERO CAMINAR Y COMPORTARME COMO UN HIJO DEL REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES, Y ESTO NO TIENE NADA QUE VER CON RIQUEZAS, NI POSESIONES, SINO CON MI CONDUCTA. PROCURARÉ CON DILIGENCIA SER UN VERDADERO IMITADOR DE JESUCRISTO.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, Adonai, Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 17:14). Padre Santo que estas en los cielos, hiciste de tu hijo Jesucristo el Señor de señores y el Rey de reyes, y por medio de Él, cuando no merecía ser aceptado por ti, Tú me aceptaste. Cuando no merecía ser perdonado, Tú me perdonaste. Cuando no merecía ser amado, Tú me amaste y ahora por tu Gracia soy hecho tu hijo. Por amor mi única respuesta hoy es vivir, caminar y hablar como verdadero hijo tuyo. Ayúdame a serte fiel para poder imitarte y mantener mi condición acorde con la posición que me has dado. Gracias mi Señor Jesús por tu modelaje de hijo, he orado en tu Poderoso Nombre. Amén.


Juan Manuel Lamus O.