sábado, 4 de diciembre de 2021

DIOS MAGNIFICENTE

 

LUCAS 1:46–55

María respondió: Oh, cuánto alaba mi alma al Señor.

¡Cuánto mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador!

Pues se fijó en su humilde sierva, y de ahora en adelante todas las generaciones

me llamarán bendita. Pues el Poderoso es Santo y ha hecho grandes cosas por mí.

Él muestra misericordia de generación en generación a todos los que le temen.

¡Su brazo poderoso ha hecho cosas tremendas!

Dispersó a los orgullosos y a los altaneros.

A príncipes derrocó de sus tronos y exaltó a los humildes.

Al hambriento llenó de cosas buenas y a los ricos despidió con las manos vacías.

Ayudó a su siervo Israel y no se olvidó de ser misericordioso.

Pues lo prometió a nuestros antepasados,

a Abraham y a sus descendientes para siempre.

(NTV)

 

El Señor Jesús, nacido para reinar en la vida de los que en Él creen, vendría a ser Dios Magnificente, inclusive para María, tanto que ella lo alabó como solo Él es digno de alabar.

 

María vio con claridad algo impresionante sobre Dios: Él estaba a punto de cambiar el curso de la historia humana. Las tres décadas más importantes estaban a punto de comenzar.

 

Y, ¿dónde estaba Dios?

Ocupado con dos mujeres desconocidas y humildes, una anciana y estéril, Elisabet, y una joven y virginal, María). Y María estaba tan conmovida por esta visión de Dios, el que ama a los humildes, que se puso a cantar, a alabarlo con una canción que podemos ver en el pasaje que estudiamos hoy, y que se ha dado a conocer como:

"La Magnificencia".

 

María y Elisabet son heroínas maravillosas según el Evangelio de Lucas. El médico admiraba la fe de estas dos mujeres. Parece que la cosa que más le impresionaba, y lo que más quería transmitir a Teófilo, su lector noble, es la bajeza y la humildad alegre de Elisabet y María.

Elisabet dice: ¿Por qué tengo este honor, que la madre de mi Señor venga a visitarme? (Vs. 43)

Y María dice: Pues se fijó en su humilde sierva… (Vs. 48)

 

¡¡¡Las únicas personas cuyos espíritus pueden magnificar al Señor de verdad son,

personas como María y Elisabet, los que reconocen la bajeza de su naturaleza

y son abrumadas por la condescendencia de un Dios Magnificente!!!

 

El advenimiento de nuestro Señor Jesús, su nacimiento en nuestro corazón es un acontecimiento que cambia totalmente nuestra vida, y es a través de este que podemos reconocer la bajeza de nuestra naturaleza, lo cual nos lleva a ser abrumados positiva y transformadoramente por la Magnificencia de Dios.

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti,

y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida,

y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud

y mucha Prosperidad en esta Navidad


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri