domingo, 19 de mayo de 2019

UNA META COMÚN EN EL MATRIMONIO

 

Ser felices al lado de nuestro cónyuge es una meta común y uno de nuestros mayores compromisos en el matrimonio.

 

ECLESIASTÉS 9:9

Disfruta de la vida con la mujer amada durante esta efímera existencia que se te ha dado bajo el sol, porque esa es tu recompensa en la vida y en las fatigas que pasas bajo el sol. (BLPH)

 

El asunto es sencillo:

 

No debo sacrificarme por hacer feliz a mi cónyuge, ni él o ella a su vez, deben renunciar a sí mismos por hacernos felices.

Es un compromiso que demanda la voluntad de los dos.

Contribuir a la felicidad mutua.

Procuro su felicidad y mi pareja, a su turno, hace lo propio por mi felicidad.

 

¡¡¡La Felicidad es una Meta Común!!!

 

¿Qué ocurre cuando no entendemos y no aplicamos este principio?

Terminamos por ser infelices, caer en la amargura, sentir que la vida no vale nada y, en el peor de los casos, llegar al divorcio.

 

Reacciones Comunes:

1.     "Creo que perdí muchos años al lado de mi esposa."

Dice un joven profesional que, en su corazón, sentía que jamás podía mantener contenta a su cónyuge.

2.    "Jamás me opuse a nada de lo que me pidió. Me sacrifiqué por hacerlo feliz, y me quedé con nada."

Dice una esposa que evidenciaba su dolor porque pasados muchos años de sacrificio y entrega al hogar, el esposo decidió irse con otra mujer.

 

Si usted sólo espera que su pareja le haga feliz, está equivocado.

Pregúntese más bien, ¿qué estoy haciendo por la felicidad de mi cónyuge?

Es un compromiso de los dos, que demanda amor y perdón, renunciar a las ofensas, a los sentimientos dañinos y reconocer que la persona con quien compartimos nuestros días no es una pesada carga sino una bendición.

 

El rey Salomón explicó este fundamento familiar cuando escribió el pasaje que estudiamos hoy. (Eclesiastés 9:9)

 

Tenga presente que no contrajimos matrimonio para vivir en infelicidad, sino para vivir a plenitud. No estamos solos, hay una persona a nuestro lado.

 

Amor, Entrega y Sacrificio:

Son tres palabras que resumen un principio de vida cuando nos referimos a procurar la felicidad de nuestra pareja; es decir…

 

¡¡¡Dar los mejor de nosotros!!!

 

El apóstol Pablo lo resumió magistralmente con estas palabras en su carta a los creyentes de Éfeso:

 

EFESIOS 5:25-33

Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la Palabra de Dios. Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia. Y nosotros somos miembros de su cuerpo. Como dicen las Escrituras: "El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo". Eso es un gran misterio, pero ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno. Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido. (NTV)

 

Amor y Respeto:

Dos elementos esenciales para el éxito y la felicidad en el matrimonio.

Viene bien hacer un alto en el camino y reconocer que quizá las cosas no andan bien en la relación familiar, porque hemos fallado.

No podemos echarle la culpa a nuestro cónyuge de todo cuanto ocurre.

Lo más probable es que en todos los casos, usted y yo tenemos una alta cuota de responsabilidad.

 

CONCLUSIÓN:

Un reto que debemos asumir en el matrimonio:

Planear una revisión de desempeño de vez en cuando, es ideal porque ayuda a sacar a la luz asuntos que escondemos por miedo a hablar de ellos.

Cuando estamos dispuestos a asumir los errores, los cambios que vienen son positivos.

Por supuesto, este ejercicio en algunos casos agrava la situación. ¿Por qué motivo?

Porque prevalece el orgullo en los dos.

 

La situación es distinta cuando involucramos a Dios y le permitimos que ocupe un lugar privilegiado en nuestra familia.

Él sabe cómo ayudarnos a resolver los conflictos y encontrar salida para los problemas.

No pierda de vista en el horizonte cercano y lejano un principio fundamental: ¡La felicidad mutua es importante!

Y no podemos solamente sentarnos a la espera de que nuestro cónyuge haga el mayor esfuerzo: ¡Es una tarea de dos!

 

¡¡¡Así es como funciona!!!

Tu matrimonio y tu familia son el tesoro más valioso que Dios te ha dado

¡¡¡CUÍDALO!!!

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti,

y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida,

y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud

y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.