lunes, 7 de marzo de 2016

GIGANTE

 

EFESIOS 1:19,20 También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder  que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales. (N.T.V.)

 

©  Si he visto más allá que otros hombres es porque soy un gigante.

Cierto día Napoleón señalando a China en el mapa, hizo la siguiente declaración:

"Ahí yace un gigante dormido. Déjenlo dormir. Para cuando despierte, él moverá el mundo". Transcurrieron dos siglos para nosotros ver hoy en día del despertar de este gigante. Sin embargo, hace muchos milenios el apóstol Pablo lo dijo a los Efesios. En el pasaje que estudiamos hoy podemos ver que hay un poder a favor de los que creen. Hay un poder dentro de ti que todavía no te has dado cuenta que lo tienes, has venido atravesando situaciones en tu vida ignorando que en ti había un poder. De repente  te has encontrado siendo víctima de las circunstancias, de los problemas cuando has sido llamado a ser protagonista, hay un gigante en ti dormido que necesitas despertar. Ya has escuchado y quizás has leído unas cuantas veces la historia de David y Goliat, el verdadero gigante fue David porque sabía el poder que habitaba en él, debido  a la confianza que tenía en Dios.

 

La palabra poder  viene del griego: "dúnamis", tiene diversos significados como fuerza, poder milagroso, eficacia, maravilla, capacidad, dar, potencia, potestad; todo esto en nosotros. Ese poder no está destinado para ciertas personas especiales, está destinado a todos los que creen. Si crees ya tienes ese poder, el que te va a hacer más eficaz en la vida, ese poder te va a llevar a mejorar tu vida, tus relaciones, te lleva a amar y a servir, a dar no a quitar. Recuerda que es el mismo poder de Cristo.

 

©  ¿Cómo despertar el gigante?

1. Enójese con usted mismo. ¿Estás cansado de tu manera de vivir? ¿Todo te parece una rutina? ¿No estás disfrutando la vida abundante? Si su respuesta es sí,  es tiempo de enojarse consigo mismo pero para bien. No es para que caiga en sentimientos de culpa y frustración, es para que se levante y diga: "Hoy me levanto como un gigante para derrotar a la rutina, a la frustración, a la culpa y a todo aquello que me ha querido mantener dormido". "Hoy comienzo a vivir en libertad". Enójese para bien y no volver a caer en lo mismo.

2. Tenga una visión. Es muy importante que estés claro con lo que quieres. Para tener las cosas que queremos es necesario verlas primeramente. Si no puedes ver a donde quieres llegar nunca llegarás. Para desarrollar una visión necesitas tener sueños y los sueños son los que te hacen crecer.

3. Tenga Fe. "Sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:6). Antes de conseguir ese resultado que buscas debes creer que ya lo has conseguido sin dudar nada,

4. Tenga buenos pensamientos y  buenos planes. Quien piensa bien, razona bien y quien razona bien, actuará bien. ¿Cómo son tus pensamientos? ¿Están filtrados y alineados con la Palabra de Dios?  Si piensas de acuerdo a lo que Dios piensa de ti, tú actuarás como un gigante.

5. Tenga presente siempre esforzarse. La grandeza exige esfuerzo. Si piensas lograr cosas sin que te cuesten nada grande vas a lograr. Debes estar dispuesto siempre a ir por más, dar la milla extra. (Josué 1:9)

 

El Rey David decía: "No daré nada que no me cueste". Hoy es tu elección comenzar a vivir como un gigante o seguir viviendo con la vida que llevas.

 

CONFESIÓN DE FE:

AHORA SÉ QUE HAY UN PODER DENTRO DE MÍ QUE ES PARA BENDECIR A OTROS MIENTRAS YO SOY BENDECIDO. NO ME QUEDARE CON ESE PODER DENTRO DE MÍ, SALDRÉ Y BENDECIRÉ AL MUNDO.

 

ORACIÓN:

Dios Omnipotente, El Gibor, Dios Todopoderoso (Isaías 9:6). Mi Rey y Señor, se que Tú eres un guerrero poderoso y la fuerza mayor en todo el universo. Por eso hoy vengo a tu Presencia, a darte infinitas gracias pues ese mismo poder tuyo es el que está en mi  y sobre mi por medio de tu Espíritu Santo; así que hoy quiero decir como el rey David: No daré nada que no me cueste, pues de tu mano el esfuerzo y la valentía serán manifestaciones de mi nueva naturaleza, para ir y bendecir y resucitar al mundo. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.

Juan Manuel Lamus O.