viernes, 1 de julio de 2016

ENGAÑO

 

GÁLATAS 6:7,8 No se dejen engañar, nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. (N.T.V.)


©  Lo que sembremos, en su especie, eso mismo cosecharemos.

El hombre cree que puede salirse con la suya sin que haya consecuencias por sus actos, pero Pablo nos advierte, en el pasaje que estudiamos hoy, que no nos dejemos engañar, y especialmente de nosotros mismos. (1 Timoteo 4:16)

 

La vida cristiana opera en el mundo espiritual, como el proceso de la siembra y la cosecha lo hace en el ámbito natural: Según lo que sembremos así cosecharemos. Si sembramos semillas de mango, crecerá un árbol de mango y cosecharemos el fruto de muchos mangos. No es posible sembrar uvas y cosechar manzanas. A veces en nuestra vida nos quejamos de nuestras desdichas presentes, pero no nos hemos dado cuenta que en el pasado hemos sembrado malas semillas y ahora estamos cosechándolas. En la cosas de Dios si usted siembra obediencia siempre cosechará bendición. Sembrar obediencia puede ser decir la verdad y no mentir, no apropiarme de lo que no me corresponde, tratar bien a mis semejantes, darle a Dios lo que le corresponde en la faz económica; etc. En cada momento de nuestras vidas estamos sembrando y sembrando, y a la vez cosechando y cosechando. Teniendo en cuenta que cosecharemos nuestra propia siembra, buena o mala, decidamos, a partir de ahora, asegurarnos en cada cosa que hagamos o sembremos, colocar una buena semilla de acuerdo a lo que Dios espera de nosotros. De esa manera veremos, en poco tiempo, el huerto de nuestra vida totalmente bendecido por el Señor, dando frutos de manera sobrenatural y sobreabundante.

 

Cabe anotar que no todo lo que sembramos en nuestras vidas, necesariamente lo vamos a cosechar. Esto se debe a que si fuese por nuestra naturaleza pecaminosa (nuestras emociones y/o nuestros pensamientos), ya nosotros estuviéramos muertos, mutilados, enfermos, execrados, rechazados o sólo Dios sabe en qué estado. Pero lo cierto es que Dios en su infinito amor y misericordia, sólo permite que cosechemos aquellos procesos que son realmente necesarios y de crecimiento, es por ello que siempre debemos estar agradecidos con Él, ya que inclusive en lo que nosotros entendemos como malos momentos que no comprendemos, en realidad son momentos de crecimiento y bendición para nosotros.

 

CONFESIÓN DE FE:

EXAMINO MIS SEMILLAS ANTES DE SEMBRARLAS, CON LA SEGURIDAD DE UNA COSECHA ABUNDANTE Y PODEROSA, PERO CONSCIENTE QUE DE LA ESPECIE QUE SIEMBRE, DE ESA MISMA COSECHARÉ.

 

ORACIÓN:
Padre Celestial, El Chanun, Dios de Gracia (Juan 1:16,17). Mi amado Rey y Señor Jesús, sé que tu naturaleza está llena de Gracia para dar generosamente, aún cuando no lo merezcamos, y tal vez cuidándonos de no cosechar aquello que no hemos sabido sembrar. Por eso te ruego hoy Dios mío, que me ayudes a sembrar en el huerto de mi vida tus semillas de fe y amor registradas en tu poderosa Palabra, pues quiero cosechar tu bendición; que me des la sabiduría para sembrar correctamente en todas la ares de mi ser, cuerpo, alma y espíritu, de manera que los frutos sean también respectivos a lo que tu Espíritu ha sembrado en mi.  He rorado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.