viernes, 10 de junio de 2016

PURIFICADA

 

HEBREOS 11:36-40 Otros recibieron pruebas de burlas y de azotes, además de cadenas y cárcel. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a espada. Anduvieron de un lado para otro, cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; pobres, angustiados, maltratados. El mundo no era digno de ellos. Andaban errantes por los desiertos, por las montañas, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque recibieron buen testimonio por la fe, no recibieron el cumplimiento de la promesa  para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros; porque Dios había provisto algo mejor para nosotros. (R.V.A.'15)


©  La purificación de Nuestra Fe. (Leer todo Hebreos 11)

Aunque a la mayoría de nosotros nos encantaría tener la heroica fe de los hombres y las mujeres mencionadas en Hebreos 11, pocos estamos dispuestos a pasar por el proceso que Dios utiliza para desarrollar esa clase de fe. Nos encanta leer sobre los grandes logros y victorias de quienes confiaron en el Señor, pero nos acobardamos por lo que dicen los versículos 36 al 38 del pasaje que estudiamos hoy. Ninguno de nosotros quiere pasar por esas terribles situaciones, pero la adversidad es lo que Dios usa para purificar nuestra fe.

 

Imagine al Señor como un experto escultor de pie ante un bloque de mármol.

©  ¡Ese bloque es usted!

Imagine la obra de arte escondida dentro de la roca, y a Él quitando amorosa y cuidadosamente todo lo que no corresponde con la obra maestra que está creando.

1. Carácter: Éste es uno de los primeros aspectos de los que se ocupa el Señor. Su propósito es conformarnos a la imagen de su Hijo, y hay algunos rasgos y actitudes que deben ser quitados para que Dios haga su tarea. Su cincel deja al descubierto raíces de pecado y egoísmo.

2. Idolatría: Cuando algo o alguien se vuelve más importante para nosotros que el Señor, tenemos un ídolo en nuestras vidas. Para protegernos, Dios utiliza a veces la adversidad con el fin de quitarnos todo aquello en que hayamos confiado, para que nos aferremos a Él solamente.

 

A menos que usted entienda el propósito del Señor para su vida y crea de corazón que está trabajando para su bien, pensará que Él es cruel. Pero si, por el contrario, confía en el Señor y se rinde a su voluntad en medio de la adversidad, su fe será purificada y fortalecida mediante la aflicción.

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY DECIDO ENTREGAR TODA MI VIDA Y MI VOLUNTAD AL CUIDADO Y CONTROL DE CRISTO, DE MANERA QUE, SIN LUGAR A DUDAS, MI FE SE VERÁ PURIFICADA EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD Y SERÉ LA OBRA MAESTRA DEL SEÑOR.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Mauzi, Dios de mi Fortaleza (Salmo 27:1). Señor Jesús, Pastor y Guardián de nuestras almas, hoy vengo a tu Presencia citando al salmista en un ruego desde mi corazón diciendo: El Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar? Lo único que le pido al Señor, lo que más anhelo, es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del Señor y meditando dentro de su templo. Pues Él me ocultará allí cuando vengan dificultades; me esconderá en su santuario. Me pondrá en una roca alta donde nadie me alcanzará; en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.