jueves, 8 de octubre de 2020

NUESTRO SANADOR

 

MATEO 9:35 Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, Enseñando en sus sinagogas, Predicando el Evangelio del Reino y Sanando toda enfermedad y toda dolencia. (RVA'15)

MATEO 12:15B Mucha gente lo seguía y Él sanaba a todos los enfermos. (BLPH)

 

No hay EPS (Entidad Prestadora de Salud) que supere al Señor Jesús, Él es el médico Divino, quien quiere y puede sanar, pues esa es su voluntad.

 

Una masa horrenda de enfermedad se movía alrededor de Jesús. Él no se disgustaba ante tal aglomeración de enfermedades, más bien pacientemente atendía cada caso. Una gran variedad de maldades encontró a su paso, llagas cancerosas, cegueras inconcebibles, parálisis injustas y sorderas profundas salían a su paso. Lepras inmundas y sistemas nerviosos desajustados, corrían detrás de Él, así que camino en medio de esa masa espeluznante y lo hacía como vencedor. Cada enfermedad caía de rodillas frente al bendito Maestro. Ante Él huía desesperado el calor de la fiebre o el frío de la hidropesía, el letargo de la parálisis o la saña de la locura. Temblaba ante Su presencia la inmundicia de la lepra o el dolor de la oftalmía, porque todas estas enfermedades conocían el poder de Su palabra y ante Su mandato todas ellas huían. En cada rincón del campo Él era triunfante sobre la maldad, y recibió el homenaje de prisioneros entregados. Él vino, Él vio, Él conquistó en todos lados. Y Él es aún así hoy.

Hoy estoy plenamente seguro de que:

 

¡¡¡El Señor Jesús, quien por la Tierra caminó sanando a todos los enfermos por su gracia y poder, hoy también camina por los hospitales y clínicas, por las casas

y por las habitaciones olorosas a antibióticos y medicinas,

para sanar así a los que en Él creemos!!!

 

¡Hoy puedo alabar al Señor Sanador, Jehová Rapha! porque recuerdo todas las veces que sanó mis heridas. Él tomó sobre Sí mismo nuestras enfermedades, por sus llagas fuimos nosotros curados (Isaías 53:4,5). La Iglesia de Cristo sobre la Tierra está llena de almas y cuerpos sanados por el amado médico y los habitantes del Cielo también testifican que en algún momento Él los sanó a todos.

Yo mismo he podido ver su poder sanador en mí, y doy testimonio de ello.

 

CONFESIÓN DE FE:

CUALQUIERA QUE SEA MI CASO EL MÉDICO AMADO ME PUEDE SANAR Y CUALQUIERA SEA EL ESTADO DE OTROS YO SÉ QUE ÉL PUEDE SANARLOS AL INTERCEDER EN ORACIÓN POR ELLOS. TENGO LA FE DE QUE JESÚS PUEDE Y QUIERE SANAR MIS ENFERMEDADES FÍSICAS, EMOCIONALES Y ESPIRITUALES, PUES ESA ES SU VOLUNTAD.

 

ORACIÓN:

Dios Todopoderoso, Jehová Rapha, Dios Nuestro Sanador (Éxodo 15:26). Mi amado Señor Jesús, Adonai eres el Gran Médico y la fuente última de toda sanidad espiritual, física, emocional, mental, social y ambiental. Yo se que, si necesito alguna de estas sanidades, eres el primero a quien debo recurrir, porque Tú eres ese Dios que ha provisto en Jesucristo la sanidad definitiva para la enfermedad espiritual, física y emocional. Señor Jesús gracias por ser mi sanador. Son muchas las veces que he visto el poder sanador de tu poderosa mano sobre mi mente, alma y cuerpo. Tu amor me sana. Hoy quiero traer ante Ti mis dolores y quebrantos y confiar en que Tú eres el dador de la vida y de la salud. Creo completamente en ti, sé que por tus llagas yo fui sanado. El médico Divino eres Tú y ante tu presencia me humillo para decirte, gracias, muchas gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo por restaurar mi salud. Con amor extiendes tu mano y yo por la fe extiendo la mía para recibir de ti la salud. Gracias, mi Señor y Sanador Jesús; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri