martes, 11 de abril de 2017

APARIENCIAS

 

LUCAS 13:6-9 Luego Jesús les contó la siguiente historia: Un hombre plantó una higuera en su jardín, y regresó varias veces para ver si había dado algún fruto, pero siempre quedaba decepcionado. Finalmente le dijo al jardinero: "Llevo tres años esperando, ¡y no ha producido ni un solo higo! Córtala, solo ocupa espacio en mi jardín". El jardinero respondió: "Señor, dale otra oportunidad. Déjala un año más, y le daré un cuidado especial y mucho fertilizante. Si el año próximo da higos, bien. Si no, entonces puedes cortarla". (N.T.V.)


©  La lección de la higuera estéril, eran puras apariencias.

Cuando Jesús entró en Jerusalén, los hosannas y las manifestaciones de adoración fueron evidentes y entusiastas. Eso debió haber parecido un triunfo impresionante. Pero Jesús sabía que las apariencias externas no indican necesariamente un consenso general o incluso auténtico. De hecho, se estaba dirigiendo al Templo, donde los cambistas eran muestra de esa verdad. Nuestro Salvador había llorado mientras se acercaba a la ciudad, porque el pueblo no conoció el tiempo en que Dios vino a salvarle (Lucas 19:44 NVI), o la manera de evitar lo que ahora era el juicio ineludible.

 

Los escritores de los evangelios insertaron una curiosa anécdota en cuanto a la aproximación de Jesús a una higuera distante que tenía hojas, ya que tenía hambre. Marcos 11:13,14 nos dice que "solo encontró hojas, porque no era tiempo de higos". Entonces le dijo: "¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!"

©  ¿Por qué Jesús, el Creador de las higueras, maldijo a una de ellas por no tener fruto fuera de temporada?

La pregunta parece desconcertante, salvo para quienes estaban familiarizados con las cosechas de frutas del Oriente Medio, quienes se darían cuenta de que unas pequeñas protuberancias comestibles, o taqsh en árabe, aparecen con las hojas y se caen antes de que se desarrolle la fruta real. El erudito F. F. Bruce en su libro ¿Son confiables los documentos del Nuevo Testamento?, dice: "Si las hojas aparecen sin la compañía de las taqsh, no habrá higos ese año. Por lo tanto, era evidente para nuestro Señor que, a pesar de su bello follaje, era un árbol estéril e inútil". Marcos añade luego un detalle importante: "Y lo oyeron sus discípulos" (Vs.14). La maldición de la higuera por parte de Jesús no fue un arrebato caprichoso o de disgusto, como algunos suponen. Fue una demostración perfecta en cuanto al fruto que nace de la fe genuina, en contraste con religiosidad vacía que acababan de presenciar en el Templo. Nuestra utilidad importa mucho a Dios, pero solo cuando es fruto del Espíritu que se produce si permanecemos en la vid, Jesucristo (Gálatas 5:22,23; Juan 15:5).

©  ¿Qué pasaría si el Señor nos examinara? ¿Hallaría algo nutritivo? ¿O encontraría una impresionante exhibición de hojas que resulta ser apenas una hermosa apariencia?

 

CONFESIÓN DE FE:

ME ESFORZARÉ EN PRODUCIR EL FRUTO QUE DIOS ESPERA DE MÍ, Y QUE MI ADORACIÓN SEA REAL Y NO SOLO UNA MANIFESTACIÓN APARENTE Y ESTÉRIL DE MERA RELIGIOSIDAD.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El HaGadol, El Gran Dios (Deuteronomio 10:17). Mia amado Rey y Señor, Dios de dioses y Señor de señores; el Gran Dios, poderoso y respetable, eres Dios que no actúa con parcialidad ni acepta apariencias. Gracias quiero darte hoy mi Señor, porque me has permitido ser tu adorador, porque con tu entrega total por nosotros, podemos estar ante tu Presencia con los frutos que la confianza en Ti ha podido producir en nuestro espíritu y por medio del tuyo. Por eso hoy vengo a darte adoración genuina, en Espíritu y en verdad. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.