viernes, 23 de noviembre de 2018

SUFREN

 

MARCOS 10:46-52 Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar:

-       ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

-       ¡Cállate!, muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte:

-       ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo:

-       Díganle que se acerque. Así que llamaron al ciego.

-       Anímate, le dijeron. ¡Vamos, Él te llama! Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús.

-       ¿Qué quieres que haga por ti? preguntó Jesús.

-       Mi Rabí, dijo el hombre ciego, ¡quiero ver! Y Jesús le dijo:

-       Puedes irte, pues tu fe te ha sanado.

Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino. (NTV)

 

Del favor de Dios sobre los que sufren. En medio del dolor, podemos llegar a preguntarnos si a Dios le importa, o si incluso sabe, lo que estamos viviendo. Lo cual puede darnos un concepto equivocado de quién es Él.

 

La Biblia enseña que Dios Trino es omnisciente. En otras palabras, Él lo sabe todo. Ninguna acción, persona o situación, pasada, presente o futura, le es desconocida (Salmo 33:13-15; Hebreos 4:13). El Señor "escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos" (1 Crónicas 28:9). Por su conocimiento perfecto, Él nos conoce y sabe lo que necesitamos (Mateo 10:29,30). El favor de Dios y su preocupación por nosotros no cambian, incluso cuando nuestro sufrimiento sea resultado de nuestra propia conducta. Jesús demostró una y otra vez el cuidado del Padre Celestial por su pueblo. Se reunió con Nicodemo y sin condenarlo o acusarlo le mostró el camino al Padre (Juan 3:3). En otra ocasión, el Señor visitó a Zaqueo, un hombre cuya falta de honradez había perjudicado a muchos económicamente. Y el Señor Jesús inició incluso una conversación con la mujer samaritana, una marginada por la sociedad. También demoró su viaje en respuesta al clamor de un mendigo ciego, le demostró compasión a Bartimeo e inspiró fe en él. Gracias a Jesucristo, podemos estar seguros de que nuestro Padre Celestial se interesa por nosotros.

 

El favor de Dios se extiende sobre nosotros, y por tanto quiere que vengamos a Él con nuestras preguntas y sufrimientos. No permita que las pruebas le nublen la mente en cuanto al gran amor que Dios le tiene. Acepte la invitación del Señor, y traiga sus cargas a Él (Mateo 11:28), entonces su favor será manifiesto.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY CONVENCIDO QUE EL FAVOR DE DIOS ESTA SOBRE MI Y NO PERMITIRÁ QUE LA INTENSIDAD DE MI PRUEBA O SUFRIMIENTO VAYA MÁS ALLÁ DEL LÍMITE QUE ÉL LE HA FIJADO, ENTONCES FORJARÁ EN MI UN CARÁCTER Y UNA FE A PRUEBA DE TODO.

 

ORACIÓN:

Dios mío, Jehová Shalom, Dios de Paz (Jueces 6:24). Dios y Señor nuestro, me has enseñado que Shalom significa totalidad, paz y es un maravilloso atributo tuyo. Señor Tú eres completo en y por Sí mismo, no necesitas añadiduras a tu totalidad. Por cuanto tu deseo y propósito son restaurar la paz y totalidad a tu creación, que ha sido fracturada por el pecado, yo vengo a tu Presencia pidiéndote que me des la fortaleza necesaria para mantenerme así, completo, seguro, confiado en tu favor sobre mi vida, convencido de tus verdades, aquellas que me dan las herramientas para soportar el sufrimiento en las pruebas de la vida. Gracias Señor Jesús pues de tu mano y viviendo en tus principios cualquier circunstancia por la que pase será fácil de resolver, he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.