miércoles, 16 de noviembre de 2016

FELIPE

 

HECHOS 8:40 Entre tanto, Felipe se encontró más al norte, en la ciudad de Azoto. Predicó la Buena Noticia allí y en cada pueblo a lo largo del camino, hasta que llegó a Cesarea. (N.T.V.)


©  Aprendamos del testimonio de Felipe, evangelista incondicional, comprometido con la Buena Noticia del mensaje de salvación de Cristo.

Felipe es mencionado por primera vez como uno de los 7 diáconos elegidos para el trabajo de benevolencia en la iglesia en Jerusalén. Tenía buen testimonio, era lleno del Espíritu Santo y de Sabiduría. (Hechos 6:3-5)

 

Aunque era un trabajo muy importante en el área en la que estaba sirviendo en la iglesia, no se conformó simplemente con "servir mesas", sino que, al ver la persecución encabezada por Saulo de Tarso, él fue a la ciudad de Samaria y predicó a Cristo.

 

HECHOS 8:4-13 Así que los creyentes que se esparcieron predicaban la Buena Noticia acerca de Jesús adondequiera que iban. Felipe, por ejemplo, se dirigió a la ciudad de Samaria y allí le contó a la gente acerca del Mesías. Las multitudes escuchaban atentamente a Felipe, porque estaban deseosas de oír el mensaje y ver las señales milagrosas que él hacía. Muchos espíritus malignos fueron expulsados, los cuales gritaban cuando salían de sus víctimas; y muchos que habían sido paralíticos o cojos fueron sanados. Así que hubo mucha alegría en esa ciudad. Un hombre llamado Simón, quien por muchos años había sido hechicero allí, asombraba a la gente de Samaria y decía ser alguien importante. Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, a menudo se referían a él como "el Grande, el Poder de Dios". Lo escuchaban con atención porque, por mucho tiempo, él los había maravillado con su magia. Pero ahora la gente creyó el mensaje de Felipe sobre la Buena Noticia acerca del Reino de Dios y del Nombre de Jesucristo. Como resultado, se bautizaron muchos hombres y mujeres. Luego el mismo Simón creyó y fue bautizado. Comenzó a seguir a Felipe a todos los lugares a donde él iba y estaba asombrado por las señales y los grandes milagros que Felipe hacía. (N.T.V.)

 

Son muchas las lecciones que podemos aprender de Felipe, pero en estos pasajes que estudiamos hoy, lo que más debe llamar nuestra atención es su disposición y el corazón para servir al Señor, obedeciendo su mandato de predicar el Evangelio a toda criatura (Marcos 16:15). A Felipe no le importaron los problemas, ni las consecuencias que iba a sufrir, lo único que él quería era anunciar el Evangelio, dar esperanza a esas personas perdidas y mostrar el poder de Dios por medio de los milagros que hizo.

 

CONFESIÓN DE FE:  

YO, COMO SEGUIDOR DE CRISTO, TAMBIÉN PUEDO Y DEBO SER UN EVANGELISTA DEDICADO Y DISPUESTO A ANUNCIAR EL MENSAJE DE JESÚS POR DONDE QUIERA QUE VAYA, SIN CONDICIÓN, SÉ QUE A ESO FUI LLAMADO POR EL SEÑOR.

 

ORACIÓN:

Dios Todopoderoso y Misericordioso, Elohim Yishi, Dios de mi Salvación (Salmo 25:5). Mi Señor y Salvador Jesucristo, sé que la salvación está en una persona, solo en Ti mi señor, no en un sistema de creencias o de buenas obras, y que tu naturaleza es buscar y salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). Es por eso que hoy ruego para que en mi corazón no se pierda nunca el interés y la disposición incondicional para llevar las "Buenas Nuevas" de salvación a donde quiera que yo vaya, siguiendo el ejemplo de Felipe, de ser un evangelista consumado, y obedeciendo tu llamado y tu mandato de predicar el Evangelio a toda criatura. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.