martes, 13 de agosto de 2019

PERDONADOR

 

LUCAS 15:20-24 Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. Su hijo le dijo:

-       "Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo".

Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes:

-       "Rápido, traigan la mejor túnica que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias para sus pies. Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar con un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado".

Entonces comenzó la fiesta. (NTV)

 

Nuestro Padre Celestial es el Dios perdonador. (Leer Lucas 15:11-32)

Cuando le guardamos rencor a una persona, experimentamos una forma de esclavitud acompañada de sentimiento de culpa y de la convicción de que Dios tiene que condenarnos por nuestro pecado. Si esa es su situación, entonces necesita entender el perdón Divino.

 

La Biblia enseña que el perdón le pertenece a Dios. El pasaje que estudiamos hoy lo aclara con la conocida parábola del hijo pródigo. En esta historia, el menor de dos hermanos recibió su herencia anticipada y la gastó irresponsablemente. Con el tiempo, no le quedó nada y tuvo que trabajar entre cerdos, pero al regresar desesperado a su hogar, su padre le dio la bienvenida con los brazos abiertos y con una celebración, todo esto sin haber hecho nada para ganarse el perdón de su padre. Si queremos entender el perdón, tenemos que aceptar que:

 

¡¡¡La motivación de Dios para perdonar los pecados,

se encuentra solamente en Él y en su amor!!!

 

Al igual que el hijo pródigo, no hay nada que podamos hacer para ganarlo. El hijo pródigo "volvió en sí" (Vs.17), es decir que se arrepintió, comenzó a pensar en la situación que él mismo había creado. Nosotros hacemos lo mismo cuando nos arrepentimos, estamos de acuerdo con Dios en que nuestros delitos eran pecado, y decidimos apartarnos de ellos.

 

Nuestro perdón fue solucionado en la Cruz del Calvario y se aplicó a cada uno de nosotros cuando recibimos al Señor Jesús como nuestro Salvador, por tanto, cada vez que usted peque, confiese a Dios su conducta (1 Juan 1:9), entonces, no llevará el peso de la culpa y podrá disfrutar de la comunión con su Padre Celestial.

 

CONFESIÓN DE FE:

HOY ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE DIOS PUSO MIS PECADOS SOBRE EL SEÑOR JESUCRISTO, ALIVIÁNDOME DE ESE PESO, LIBERÁNDOME DE LA CULPA Y DÁNDOME LA VICTORIA SOBRE ELLA POR MEDIO DE SU AMOR PERDONADOR.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Selichot, Dios del perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Rey y Señor Jesús, amoroso, misericordioso y perdonador eres Tú, por eso sé que está en tu naturaleza el perdonar, y que tu deseo es concedernos siempre el perdón por todas nuestras faltas y rebeliones, y hacernos libres de la culpa, dándonos la victoria sobre el sentimiento. Por eso hoy quiero darte gracias y a la vez vengo a tu Presencia a depositar todo sentimiento de culpa que pueda cargar, apropiándome de la promesa de libertad que Tú me has dado y de que Tú llevas esas cargas. Por eso hoy en Ti las deposito, acogiéndome a tu ternura y misericordia, pues tu enseñanza es fácil de poner en práctica y libera del sentimiento de culpa que el enemigo siempre quiere poner en nosotros. Gracias mi Señor, Salvador y Perdonador Jesucristo por darme hoy, y para siempre, la victoria sobre la culpa; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.