lunes, 23 de noviembre de 2020

META

 

FILIPENSES 3:13,14 No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús. (NTV)

JOSUÉ 1:9 Mi mandato es: "¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas". (NTV)

 

En el proceso de edificar una vida firme es muy importante fijarse metas y estar seguro de que de la mano de Dios se logrará llegar a ellas.

 

En el desarrollo de la carrera de los 100 metros con obstáculos de las olimpiadas de 1980 en Moscú, sucedió algo muy particular y que marcó la vida de muchos de los atletas que participaron en ella y del público que asistió al evento. Arrancaron los 8 competidores, el número 5 tumbó el primer obstáculo, luego el segundo y el tercero; su desesperación fue tanta que no pudo saltar totalmente el cuarto y tropezando cayó pesadamente. Desde el suelo vio a los demás competidores alejarse, sin embargo, se puso en pie y continúo la carrera; se dio cuenta de que su rodilla sangraba y que su pierna no tenía la fuerza necesaria por el golpe, pero aun así continuó, inclusive tropezando más adelante con otro obstáculo y cayendo nuevamente. En ese punto ya los otros competidores habían pasado la meta y los que estaban alrededor de la pista le decían que se retirara pues estaba sangrando y de todas formas ya no iba a ganar la carrera, pero este atleta no les hizo caso, se levantó y siguió adelante, su objetivo era llegar a la meta, y lo iba a lograr sin importar lo que pasara. La gente en las graderías estaba atónita al ver la persistencia de aquel hombre.

 

Finalmente llegó a la meta; en ese momento todo el público asistente al estadio olímpico se puso en pie y, junto con los demás atletas, estallaron en una ovación al hombre que había demostrado que era lo más importante en una carrera:

Perseverar hasta la meta sin importar los tropiezos.

 

En esta vida sentimos muchas veces que hemos caído demasiadas veces, que ya no podemos más y pensamos que la carrera se perdió y no podremos levantarnos y seguir a la meta. Pues quiero que sepas que nunca estas tan abajo que Dios no te pueda levantar, ni tan lejos que Dios no te pueda alcanzar. Sigue, sigue hasta el final, hasta la meta, que ahí estará tu creador con los brazos abiertos, aplaudiendo tu perseverancia y confianza en Él, y dispuesto a entregarte la corona de vencedor.

 

Sigue hasta la meta, no te rindas, tú la has establecido, la has visualizado y…

¡¡¡Dios está contigo dondequiera que vayas!!!

 

CONFESIÓN DE FE:

SERÉ ESFORZADO Y VALIENTE, PERSEVERARÉ EN EL SEÑOR; CON LA AYUDA DE ÉL, SU ALIENTO Y LA GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO SEGURO LLEGARÉ A LA META Y ENTONCES RECIBIRÉ MI CORONA DE VENCEDOR.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová Nissi, el Señor es mi Estandarte (Éxodo 17:15). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, yo sé que si necesito un milagro Tú puedes hacerlo para mí. Eres nuestra Bandera o Estandarte, y en medio de las batallas de la vida te puedo ver Alto y Levantado; y si mantengo mis ojos en Ti y te sigo seré milagrosamente victorioso. Tú lo has ordenado, Tú lo has prometido, Tú eres Dios y cumples tus promesas, esta razón y verdad me dan la confianza total para creer que de tu mano lograré llegar a mis metas y cumplir con los propósitos para los cuales Tú me has creado. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo, pues por tu gracia es fácil llegar a la meta, sin importar los tropiezos; la victoria y el galardón están más que asegurados en Ti; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri