lunes, 1 de abril de 2024

JESÚS RESUCITADO

 

APOCALIPSIS 1:12-18 (NTV) Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro. Y de pie en medio de los candelabros había alguien semejante al Hijo del Hombre. Vestía una túnica larga con una banda de oro que cruzaba el pecho. La cabeza y el cabello eran blancos como la lana, tan blancos como la nieve, y los ojos eran como llamas de fuego. Los pies eran como bronce pulido refinado en un horno, y su voz tronaba como potentes olas del mar. Tenía siete estrellas en la mano derecha, y una espada aguda de doble filo salía de su boca. Y la cara era semejante al sol cuando brilla en todo su esplendor. Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto; pero Él puso la mano derecha sobre mí y me dijo:

-       ¡No tengas miedo! Yo Soy el Primero y el Último. Yo Soy el que vive. Estuve muerto, ¡pero mira! ¡Ahora estoy vivo por siempre y para siempre! Y tengo en mi poder las llaves de la muerte y de la tumba.

 

Podemos estar viendo al Señor Jesús hoy resucitado, pues ¡Él está vivo!

☝🏼 ¿Cómo se imagina a Jesús?

☝🏼 ¿Qué imagen de Jesús se hace en su mente cuando piensa en Él?

 

Han sido muchos los intentos, a lo largo de la historia, de tratar de mostrar una imagen física de Jesús. Los relatos evangélicos no tienen especial interés en esta cuestión, no tenemos ni una sola descripción de cómo era físicamente Jesús. Ni su altura, ni su color de ojos o cabellos, etc. Podemos sugerir que al ser judío palestino seguramente su piel era de color oliva, sus ojos oscuros y su nariz típica, características todas de la población judía del Siglo I. Probablemente podríamos pensar que su cabello era negro y largo, que llevaba la barba, que era algo muy valorado en estas culturas orientales. Su vestimenta sería una túnica sin mangas, acompañada de un cinturón que la ceñía, quizás un manto y por calzado unas sandalias. Podría completar el cuadro una vara, como ayuda para el camino. Esto es lo que podemos más o menos imaginar. 

 

Sin embargo la Biblia no tiene el más mínimo interés en estas cuestiones, para la Escritura, el carácter y la dignidad de las personas es lo realmente importante. Como la descripción de Jesús que realiza el pasaje de Apocalipsis que estudiamos hoy.

 

¡¡¡La visión Bíblica de Jesús Resucitado es sumamente relevante,

pues nos muestra que, en contraste con cualquier personaje humano

por muy importante o famoso que pueda ser, Él es infinitamente

más imponente, comenzando por Su Carácter y Dignidad!!!

 

La descripción es Gloriosa, desde su ropa pasando por su cabeza y cabellos que nos hablan de su dignidad, o sus ojos con mirada penetrante de la que nada ni nadie puede esconderse. Y qué decir de su voz o de la espada que sale de su boca, y su rostro que ilumina como el sol. No en vano Él es la Luz. Todo esto solo puede producir reverencia, cayendo ante Él, que se declara como el Vencedor sobre la muerte, quitando todo temor de nosotros, porque Él vive.

 

Esta es hoy la imagen real de Jesús, y aunque no satisface nuestra curiosidad sobre su aspecto físico, nos muestra, a través de elocuentes símbolos, quién es Él en realidad.

 

CONFESIÓN DE FE:

ESTA ES LA VERDADERA IMAGEN QUE YO TENGO HOY DE MI SEÑOR RESUCITADO, EL DIOS VIVO, JESÚS ES: EL DIOS ETERNO (VS.17C); EL SALVADOR VIVIENTE (VS.18A); Y EL SOBERANO UNIVERSAL (VS.18B); Y ANTE TAL DESCRIPCIÓN ME INCLINO ANTE ÉL Y LE ADORO.

 

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Elohim Chaiyim, Dios Viviente (Jeremías 10:10). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, hoy puedo decir con toda seguridad y convicción que Tú eres Dios verdadero, eres el Dios Vivo, Rey Eterno; pues Tú estás vivo y activo, y eres el dador de vida, has creado la vida y todo lo que vive, y has querido darnos vida eterna y abundante por medio de la resurrección. Sin embargo, en medio de la vida, con sus pros y sus contras, ayúdame a tener una visión correcta de Ti siempre, mi Señor Jesús, por eso te pido, quita de mí cualquier cosa que entorpezca esa auténtica realidad que es verte glorioso y vencedor, por lo cual me inclino y caigo ante tu Soberanía y Poder; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri