martes, 27 de enero de 2015

 

LIBERADOS

 

GALATAS 5:1 Cristo nos ha liberado para que disfrutemos de libertad. Manténganse, pues, firmes y no permitan que los conviertan de nuevo en esclavos. (B.L.P.H.)

 

©      De cómo fuimos liberados de la ley por Cristo: El regalo de la libertad.

 

Muchas personas en este país se consideran libres, pues pueden rendir culto a Dios, hablar, trabajar y viajar si así lo desean y tienen los recursos. Pero, a pesar de todas las garantías de nuestra Declaración de Derechos Constitucionales, incontables compatriotas siguen viviendo en esclavitud. Esto es porque la verdadera libertad no es algo que puede ser legislado, sino la capacidad de vivir una vida recta en la misericordia, la gracia, la bondad y el poder de Dios.

 

La libertad verdadera significa que:

1.   Por medio de Jesucristo somos redimidos de la esclavitud del pecado. Dios nos ha adoptado en su familia, y podemos caminar con Él en la verdad.

2.   Nuestra esperanza es segura. Podemos vivir con gozo y confianza ya que confiamos en que el Señor cuidará de nosotros hoy y siempre.

3.   Dios nos ha permitido llegar a ser todo lo que Él se propuso. Él ha abierto la puerta para que seamos libres de resentimientos, de baja autoestima y de otros impedimentos que una vez nos dominaron. Además, Su Espíritu Santo nos guía y nos capacita para que podamos hacer todo lo que Él desea.

4.   Por la gracia, Cristo nos ha hecho libres para que nos relacionemos unos con otros como Él lo desea. Podemos amar y perdonar en el poder de Dios, porque hemos experimentado lo mismo de Él.

 

©      ¿Hay algo que está obstaculizando la obra de Dios en su vida?, o

©      ¿Interfiriendo con su paz y contentamiento?

Recuerde que somos libres de la esclavitud del pecado, pero hemos elegido ser esclavos por amor del Señor Jesucristo.

 

CONFESIÓN DE FE:

SOLO CUANDO RENDIMOS Y SACRIFICAMOS TODO A CRISTO, PODEMOS VIVIR REALMENTE EN LIBERTAD; ASÍ QUE YO LO HARE GUSTOSAMENTE CONVENCIDO DEL FRUTO PODEROSO QUE ESTO PRODUCIRÁ EN MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Elohim Yishi, mi Señor Jesucristo, Dios de mi Salvación (Salmo 25:5). Sé que la salvación está en una persona, en Ti Cristo, no en un sistema de creencias, de buenas obras o de leyes por cumplir. Sé que la naturaleza y voluntad Tuyas, mi Señor, es salvar lo que se había perdido. Por eso creo que la salvación debe ser personal y que Tú eres el Dios de mi salvación. Gracias Padre Celestial por poner al alcance de nuestra fe y convicción, un plan de salvación tan sencillo, que no contempla nuestro desempeño sino el de tu amado hijo Jesucristo en la cruz del Calvario, quien murió allí por nosotros, liberándonos verdaderamente y de una vez por todas. Gracia mi Señor, Salvador y Libertador Jesucristo. Amén.


Juan Manuel Lamus O.