martes, 27 de abril de 2021

OBEDIENTE

 

FILIPENSES 2:5-8 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios Divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. (NTV)

 

Hoy seré obediente hasta la muerte, siguiendo el ejemplo del Señor Jesús, y por eso es por lo que debemos aprender lo que significa que Él se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

 

Toda verdadera obediencia es hasta la muerte. Esto es la otra cara de la moneda de lo que el mundo dice referente a la obediencia. El mundo dice: "Yo obedeceré sí…", y el sí, significa que tenga un final feliz. Es decir, "Si yo voy a tener un final feliz, obedeceré, si no, no, mejor no". La obediencia de Cristo no dependió del final feliz, porque obedeció hasta la muerte y fue muerte de cruz, un final no muy feliz humanamente hablando, pero Él obedeció a pesar de.

 

Aunque el mundo quiere obedecer si obtiene un final feliz, se le olvida entender

que toda verdadera obediencia tiene un final exitoso y feliz, pues…

¡¡¡El que obedece no se equivoca!!!

 

Sí hoy obedezco con sinceridad sin mirar el final, esto cumplirá la voluntad de Dios en mi vida. Obedecer, obedecer a pesar de que mi cáncer no sea curado, mi promoción no sea declarada o mi ser querido no sea rescatado, etc. Si hoy obedezco, eso es bastante. Si yo obedezco a pesar de que el final no parezca muy feliz, entonces seré exitoso. Lo demás, lo que escapa de mi mano, eso es negocio y asunto de Dios. Si yo insisto en obedecer para tener un final feliz eso es egoísmo, pero obedecer sin mirar el final es éxito genuino y espiritual que el mundo jamás lo podrá medir ni entender. Será al final el éxito de Dios no mi éxito y no debo olvidar que el éxito de Dios se mide muy diferente a como yo mido mi propio éxito o el de los demás.

 

Yo tengo el ejemplo de mi Maestro, el Señor Jesús, quien obedeció hasta la muerte y muerte de Cruz y como el salmista dijo, "me deleito en hacer tu voluntad, Oh Dios".

Porque la voluntad de Dios es perfecta y aunque hoy no la entienda, en el momento perfecto de Dios lo podré entender y me gozaré en ella.

 

CONFESIÓN DE FE:

DEBO SER CUIDADOSO EN OBEDECER POR AMOR A LA OBEDIENCIA Y AMAR LA OBEDIENCIA POR AMOR AL SEÑOR, QUE ES EL NIVEL MÁS ALTO PARA VIVIR DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DE DIOS.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Marom, Dios de las Alturas (Miqueas 6:6). Mi amado Señor Jesús, Tú eres Dios de supremacía en poder y posición, y es por eso por lo que Tú, el Fuerte, eres supremamente exaltado, mi Rey y mi Salvador. Hoy quiero darte gracias por tu Palabra, gracias por tu dirección y gracias por tu Espíritu. Gracias por hoy darme la oportunidad de obedecerte. No quiero obedecer para hallar un final feliz, quiero obedecerte porque el hacer tu voluntad produce un deleite exquisito en mi corazón. El final de todo estará en tus manos, tu voluntad lo determinará todo. Quiero ser obediente hasta la muerte y aún cuando fuere en una cruz. Buscar tu voluntad es el mejor alimento que puedo dar a mi alma y así sentirme plenamente fortalecido. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo porque la fuerza que necesito hoy para seguir triunfante viene de Ti, más yo me deleitaré en obedecer tu Palabra y en sentir que me guías y me sustentas; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri