martes, 1 de junio de 2021

GENERACIONES HERIDAS

 

JEREMÍAS 32:17-19 ¡Oh Señor Dios! Tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder; no hay para Ti nada demasiado difícil. Eres amoroso y bondadoso para con millares de personas y, sin embargo, los hijos y las hijas sufren las consecuencias de las faltas cometidas por sus padres. Tú eres el grande y poderoso Dios, el Señor de los ejércitos. Tienes gran sabiduría y realizas poderosos milagros, porque tu atención está puesta en todo lo que hace la gente y recompensas a cada cual según su vida y sus hechos. (NTV)

 

Padres heridos, hijos heridos, generaciones heridas. En nuestras manos está la sanidad, rompiendo cadenas de maldición generacional.

 

Con frecuencia, cuando lidiamos con personas difíciles, es fácil formarse juicios acerca de ellas por sus acciones, pero…

¿Alguna vez se ha detenido usted a pensar qué ha hecho antipática, adicta, rebelde o necia a esa persona?

En el pasaje que estudiamos hoy, cuando la Biblia dice que Dios "castiga la maldad de los padres en sus hijos" (Vs.18 RV60), está hablando de ciclos generacionales de maldición y pecado. A menos que alguien del linaje de la familia tome la decisión deliberada de cambiar, la conducta pecaminosa y disfuncional se transmitirá de padres a hijos durante muchas generaciones. Esto es, en realidad, solo una confirmación del principio de la siembra y la cosecha. Transmitimos los patrones de conducta y los rasgos de carácter que recibimos de nuestros padres.

 

Si no estamos dispuestos a cambiar nuestras costumbres y actitudes pecaminosas, es muy probable que ellas se reflejen en las vidas de nuestros hijos

¡¡¡Lo que es cierto para el pecado y los hábitos, lo es también para las heridas!!!

 

Cuando un niño es herido emocionalmente, su conducta y su carácter pueden verse afectados negativamente. Con esto en mente, piense en una persona difícil que usted conoce, ¿qué heridas cree usted que moldearon su vida? Un corazón compasivo tiene su origen en la disposición de identificarse con los sentimientos de quienes han sido heridos. Esto no excusa el pecado de alguien, pero sí nos ensancha el corazón hacia esa persona.

 

¿Y usted? ¿Han contribuido las heridas de su infancia a ser lo que es hoy?

Si usted no se ha ocupado de ellas, es probable que transmita esas mismas heridas a sus hijos.

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE, CON LA AYUDA DE DIOS, PODRÉ ROMPER EL CICLO DE PECADO Y MALDICIONES GENERACIONALES DE MI FAMILIA, Y COMENZAR UNO NUEVO PARA BENEFICIO DE MIS FUTURAS GENERACIONES.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Rachum, Dios de Compasión (Deuteronomio 4:31). Dios mío, Señor Jesucristo, sé que tu naturaleza es de amabilidad y que Tú, El Todopoderoso, estás lleno de compasión y sentimiento por tu pueblo, y estás completamente libre de crueldad o mezquindad. Es por eso por lo que hoy vengo a Ti en busca de esa misericordia infinita que solo Tú me puedes dar, para que mis transgresiones no trasciendan a mis futuras generaciones, ni las de mis hijos ni los hijos de mis hijos, y podamos de ahora en adelante, de tu mano y bajo tu amparo, vivir una vida nueva llena de bendición y bienestar, tanto físico como espiritual. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesucristo por proveer el perdón sin condición de todos mis pecados y los de mis futuras generaciones; je orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri