viernes, 28 de marzo de 2014

PROMESAS 2

PROMESAS 2

 

2 CORINTIOS 1:19,20 Pues Jesucristo, el Hijo de Dios, no titubea entre el "sí" y el "no". Él es aquél de quien Silas, Timoteo y yo les predicamos, y siendo el "sí" definitivo de Dios, Él siempre hace lo que dice. Pues todas las promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante "¡sí!", y por medio de Cristo, nuestro "amén" (que significa "sí") se eleva a Dios para su gloria. (N.T.V.)

 

©      Dios es fiel a sus promesas, pero es nuestra responsabilidad conocerlas, creerlas, apropiárnoslas y trabajar en pos de ellas.

 

Un hombre recibió una noche la visita de un ángel, quien le comunicó, de parte de Dios, que le esperaba un futuro fabuloso: se le daría la oportunidad de hacerse rico, de lograr una posición importante y respetada dentro de la comunidad y de casarse con una mujer muy hermosa. Ese hombre se pasó la vida esperando que los milagros prometidos llegasen, pero nunca lo hicieron, así que al final murió solo y pobre. Cuando llegó a las puertas del cielo, vio al ángel que le había visitado tiempo atrás y protestó:

-       Me prometiste riqueza, una buena posición social y una bella esposa.

-       ¡Me pasé la vida esperando en vano!

-       Yo no te hice esa promesa, replicó el ángel, te prometí la "oportunidad" de riqueza, una buena posición social y una esposa hermosa.

-       No entiendo lo que quieres decir, dijo el hombre realmente intrigado.

-       ¿Recuerdas que una vez tuviste la idea de montar un negocio, pero el miedo al fracaso te detuvo y nunca lo pusiste en práctica? El hombre asintió con un gesto.

Al no decidirte, unos años más tarde se le dio la idea a otro hombre que no permitió que el miedo al fracaso le impidiera ponerla en práctica.  Recordarás que se convirtió en uno de los hombres más ricos del reino.

-       También recordarás, prosiguió el ángel, aquella ocasión en que un terremoto asoló la ciudad, derrumbó muchos edificios y miles de personas quedaron atrapadas en ellos. En aquella ocasión tuviste la oportunidad de ayudar a encontrar y rescatar a los sobrevivientes, pero no quisiste dejar tu hogar, sólo por miedo a que los saqueadores que había te robasen tus pertenencias.  Así que ignoraste la petición de ayuda y te quedaste en casa. El hombre asintió con vergüenza.

-       Esa fue tu gran oportunidad de salvarle la vida a cientos de personas, con lo que hubieras ganado el respeto de todos ellos, continuó el ángel.

-       Por último, ¿recuerdas aquella hermosa mujer pelirroja, que te había atraído tanto? La creías incomparable a cualquier otra y nunca conociste a nadie igual. Sin embargo, pensaste que tal mujer no se casaría con alguien como tú y para evitar el rechazo, nunca llegaste a proponérselo. El hombre volvió a asentir, pero ahora las lágrimas rodaban por sus mejillas.

-       Sí, amigo mío, ella podría haber sido tu esposa, dijo el ángel. Y con ella se te hubiera otorgado la bendición de tener hijos sanos y hermosos y multiplicar la felicidad en tu vida.

 

A todos se nos ofrecen a diario muchas oportunidades que proceden de las promesas de Dios, pero muy a menudo, como el hombre de la historia, las dejamos pasar por nuestros temores e inseguridades.   Sin embargo, nosotros tenemos una ventaja sobre el hombre del cuento:

©      Aún estamos vivos y seguros de las promesas de Dios.

 

CONFESIÓN DE FE:

CREO EN DIOS COMO UN CIEGO CREE EN EL SOL, NO PORQUE LO VE, SINO PORQUE LO SIENTE; IGUAL CREO EN SUS PROMESAS Y LAS CONOZCO, SON MÍAS Y TRABAJARE PARA QUE SE HAGAN REALIDAD EN MI VIDA.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El HaNeeman, Dios Fiel y Fidedigno (Deuteronomio 7:9). Yo sé mi Señor, que todo lo que Tú, el Todopoderoso, dices y haces es 100% confiable, eres completamente confiable. Gracias Dios mío y Señor Jesús porque en ustedes tengo la seguridad de la promesa dada, ya que Tú no eres hombre para mentir, ni hijo de hombre para faltar a tu Palabra (Números 23:19). Mi Señor estoy totalmente convencido, seguro de que Tú prometes y cumples, y por eso me apropio de ellas ahora y para siempre. Gracias Padre Celestial por tu fidelidad y carácter. Amén.

 

Juan Manuel Lamus O.