jueves, 21 de septiembre de 2017

INCOMPETENTES

 

NEHEMÍAS 2:1-8 A comienzos de la siguiente primavera, en el mes de nisán, durante el año veinte del reinado de Artajerjes, le servía el vino al rey y, como nunca había estado triste en su presencia, me preguntó: ¿Por qué te ves tan triste? No me parece que estés enfermo; debes estar profundamente angustiado. Entonces quedé aterrado, pero le contesté: Viva el rey para siempre. ¿Cómo no voy a estar triste cuando la ciudad donde están enterrados mis antepasados está en ruinas, y sus puertas han sido consumidas por el fuego? El rey preguntó: Bueno, ¿cómo te puedo ayudar? Después de orar al Dios del Cielo, contesté: Si al rey le agrada, y si está contento conmigo, su servidor, envíeme a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis antepasados. El rey, con la reina sentada a su lado, preguntó: ¿Cuánto tiempo estarás fuera? ¿Cuándo piensas regresar? Después de decirle cuánto tiempo estaría ausente, el rey accedió a mi petición. Además, le dije al rey: Si al rey le agrada, permítame llevar cartas dirigidas a los gobernadores de la provincia al occidente del río Éufrates, indicándoles que me permitan viajar sin peligro por sus territorios de camino a Judá. Además, le ruego que me dé una carta dirigida a Asaf, el encargado del bosque del rey, con instrucciones de suministrarme madera. La necesitaré para hacer vigas para las puertas de la fortaleza del Templo, para las murallas de la ciudad y para mi propia casa. Entonces el rey me concedió estas peticiones porque la bondadosa mano de Dios estaba sobre mí. (N.T.V.)


©  De la oración en tiempos de incompetencia.

Después que Nehemías se enteró de la desesperada situación de los judíos que habían regresado del exilio a Jerusalén, su corazón estaba agobiado (Nehemías 1:3,4). Al conseguir su atención de esta manera, el Señor pudo revelarle a Nehemías lo que Él quería que hiciera. La Escritura no detalla su reacción al darse cuenta de que iba a ser parte de la solución, pero podemos imaginar la sensación de incompetencia que lo envolvió. ¿Cómo podría él ser de ayuda? Ni siquiera estaba cerca de Jerusalén, y en su posición como servidor del rey, no tenía la libertad de hacer las maletas y marcharse. Pero, cuando Dios pone una carga en nuestro corazón, Él abrirá una puerta para llevar a cabo su voluntad. En este caso, el Señor usó la expresión de tristeza y la desesperada oración de Nehemías para preparar a un rey pagano para que lo enviara en su misión.


©  ¿Cómo responde usted cuando siente que el Señor le está llamando a una tarea que parece estar más allá de sus capacidades?

©  ¿Hace una lista de todas las razones que tiene para no hacerla?

Dios ya conoce todo sobre usted y la situación. No le está pidiendo su permiso para proceder, sino que le está llamando a avanzar con fe y obediencia. Él no cometió ningún error al escogerle para la tarea, pero usted cometerá un gran error si se niega a realizarla. Dios le preparará para seguir su llamado. El Espíritu Santo mora en cada creyente y hace que cumplamos con la misión del Señor. No deje que el sentimiento de incompetencia le impida obedecer, más bien póngase de rodillas para que pueda levantarse con una visión y un poder renovados.

 

CONFESIÓN DE FE:

BUSCARÉ EN ORACIÓN EL ROSTRO DEL SEÑOR DE MANERA QUE PUEDA OÍR SU INSTRUCCIÓN CON CLARIDAD PARA LLEVAR A CABO LA TAREA QUE ÉL ME ENCOMIENDA EN ESTE TIEMPO TAN DIFÍCIL PARA LA HUMANIDAD.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Mauzi, Dios de mi Fortaleza (Salmo 27:1). Mi amado Rey y Señor Jesús, Tú eres el Fuerte y deseas hacernos fuertes. Es por eso por lo que cuando nos damos cuenta de que somos incompetentes, entonces Tú puedes hacernos competentes cuando a Ti estamos unidos; y es el momento en que podemos decir como el salmista: el Señor es mi luz y mi salvación, entonces ¿por qué habría de temer? El Señor es mi fortaleza y me protege del peligro, entonces ¿por qué habría de temblar? Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por ser el Dios de mi fortaleza y mi competencia. Amén.


Juan Manuel Lamus O.