AQUIETAR
SALMO 131:1,2 Señor, mi corazón no es orgulloso; mis ojos no son altivos. No me intereso en cuestiones demasiado grandes o impresionantes que no puedo asimilar. En cambio, me he calmado y aquietado, como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre. Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior. (N.T.V.)
© De cómo aquietar nuestra alma.
© ¿Se apresura durante su tiempo de oración, para poder ocuparse en otras cosas?
Si es así, reflexione en el ejemplo de Jesús, en su hábito de apartar tiempo para estar con su Padre Celestial, veamos:
1. A Solas. Aunque Jesús estaba constantemente rodeado de personas, atendiendo sus necesidades, también entendía su propia necesidad de estar a solas. Con frecuencia, después de un intenso período de ministerio, se apartaba de las multitudes, e incluso de sus discípulos, para orar en privado.
2. Tiempo Apartado. No importa que estuviera pasando, Jesús solía apartar tiempo para descansar en el Espíritu, enfocarse en su relación con el Padre, y fortalecerse física y emocionalmente. Aunque las personas clamaran por Él, su prioridad era proteger este tiempo, sabiendo que su ministerio fluía del mismo.
3. Quietud. ¿Qué significa "estar quietos"? El Salmo 46:10 nos llama a estar quietos: "Estén quietos y reconozcan que Yo Soy Dios" (RVA'15). Para saber en qué consiste esta paz interior constante, cada cierto tiempo deje de hacer algo en lo que está concentrado y ponga su alma en contacto con la Presencia del Espíritu Santo. En el pasaje que estudiamos hoy, David la describió como el estado de un "niño destetado", que está en descanso perfecto y feliz, por el solo hecho de estar en los brazos de su madre.
Haga de estas cosas esenciales una prioridad, y cosechará unos inmensos beneficios en su vida de fe. Esto representa un reto en este mundo acelerado y de tantas tareas.
CONFESIÓN DE FE:
AQUIETARE MI ALMA DELANTE DE DIOS, Y CON SEGURIDAD DESCUBRIRÉ LO MUCHO QUE NECESITO LA PAZ DE SU PRESENCIA. ¡ES UN REGALO QUE NO TIENE PRECIO! EL REFRIGERIO PERFECTO PARA MI ALMA.
ORACIÓN:
Padre Celestial, Jehová Shalom, el Señor es mi Paz (Jueces 6:24). Mi Señor y Salvador Jesucristo, Dios de Paz y Tranquilidad, en quietud y el silencio que pueda encontrar en este día que nace, vengo a pedirte paz, sabiduría y fortaleza. Señor, a veces siento que las fuerzas no me alcanzan y aunque me he sentido en angustia y sin esperanza, yo sé que estás conmigo, sé que sin Ti no puedo, pero que contigo soy más que vencedor. Gracias por no dejarme desmayar y llevarme en tus brazos como un niño destetado, de manera que puedo aquietar mi alma y entrar en tu Presencia, en íntima comunión, por medio de la oración, poniéndola en contacto perfecto con tu Espíritu Santo. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.