lunes, 30 de abril de 2018

SENDAS

 

SALMO 25:4-6Muéstrame la senda correcta, oh Señor; señálame el camino que debo seguir. Guíame con tu verdad y enséñame, porque Tú eres el Dios que me salva. Todo el día pongo en Ti mi esperanza. Recuerda, oh Señor, tu compasión y tu amor inagotable, que has mostrado desde hace siglos. (N.T.V.)

 

♥ El verdadero cristiano, el discípulo seguidor de Cristo, sigue sus sendas sin condición.

A pesar de que el Señor derrama su bondad sobre todos los hombres, la capacidad de percibirla y disfrutarla está limitada por la negativa a adorarle como Dios. Para experimentar la plenitud de su bondad, debemos honrarlo eligiendo el camino de la sumisión y la obediencia. El Señor jamás negará el bien a los que andan en integridad con Él. 

 

Con amor y sabiduría, el Padre ha creado específicamente una senda para cada uno de sus hijos. Porque no hay dos personas iguales, cada senda se verá diferente. Lo que puede ser mejor para una persona, puede no ser bueno para otra. La comparación de los caminos de Dios en vidas diferentes sólo conducirá al desaliento y a hacer juicios equivocados. No tenemos ni la sabiduría ni la perspectiva eterna para entender por qué el Señor conduce a algunas personas por sendas que a veces no nos parecen adecuadas, pero podemos saber que Él siempre es bueno y que, al ser verdaderas ovejas de su rebaño, es decir discípulos suyos, lo podremos entender fácilmente. Cada paso en la senda de Dios representa una decisión deliberada de seguirlo. Por mirar a nuestro alrededor en vez de fijar nuestra mirada en Jesucristo, podemos comenzar a pensar que nos estamos perdiendo de algunas experiencias o cosas realmente buenas. Si dejamos la senda del Señor para seguir un camino que se ve mejor, perderemos sus buenas bendiciones y descubriremos, como Adán y Eva, que cualquier otro camino lleva a la perdición. Tome tiempo para preguntarse regularmente: 

♥ ¿Estoy en la senda que el Señor ha elegido para mí? o 

♥ ¿He tomado un desvío para seguir otra dirección que parece buena? 

 

Hacernos nuestro propio camino y hacer caso omiso de la bondad y la abundancia de su senda, es una locura. Solo Dios conoce el camino que sus ovejas, es decir sus discípulos, deben tomar. 

 

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE LA SENDA QUE EL SEÑOR JESÚS ME MARCA ES LA ADECUADA; ASÍ QUE SEGUIRÉ SUS CAMINOS, CON SUMISIÓN Y OBEDIENCIA, YA QUE SON SEGUROS, AGRADABLES Y PERFECTAMENTE DISEÑADOS PARA MÍ COMO UNA OVEJA RECONOCIDA DE SU REBAÑO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Rahee, Dios que Ve (Génesis 16:13). Dios mío, que ves y conoces todo, mi amado Señor Jesús, se que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, tu Palabra lo dice y yo lo creo (Juan 14:6). Hoy quiero darte gracias por marcar una senda definida para mi vida y la de todos aquellos que han decidido, con carácter y conocimiento de lo que has representado para sus vidas, seguirte sin condiciones y con un corazón integro y agradecido, es decir tus verdaderos discípulos. Tú, Padre Celestial eres Todopoderoso e infinito en sabiduría, por lo cual tengo toda mi confianza y mi esperanza puesta en Ti, con la seguridad que me conduces por las sendas de justicia, amor, bondad y enseñanza mejores para mí. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.