lunes, 22 de mayo de 2017

ACEPTADOS

 

JOB 33:26-28 Cuando él ore a Dios, será aceptado y Dios lo recibirá con alegría y lo restaurará a una relación correcta. Declarará a sus amigos: "Pequé y torcí la verdad, pero no valió la pena. Dios me rescató de la tumba y ahora mi vida está llena de luz". (N.T.V.)


©  En lugares de delicados pastos veremos la luz y seremos aceptados.

Este pasaje que estudiamos hoy, es una palabra de verdad sacada de la experiencia de un hombre de Dios y que puede ser considerada como una promesa para todos.

 

Cuanto el Señor ha hecho y está haciendo, continuará llevándolo a cabo hasta tanto que el mundo subsista. El Señor aceptará a cuantos a Él acudan confesando sinceramente sus pecados. Dios siempre está atento para descubrir a todos los que están tristes a causa de sus pecados.

©  ¿No podemos nosotros aplicarnos estas mismas palabras?

©  ¿No hemos pecado voluntaria y personalmente, de modo que hemos podido decir con sinceridad: "He pecado"?

©  ¿No hemos pecado intencionalmente pervirtiendo lo recto?

©  ¿No hemos pecado de suerte que ha sido posible reconocer que de nada nos ha aprovechado y que sólo nos acarreó la muerte eterna?

 

Vayamos a Dios con esta confesión sincera. Dios no nos exige más, pero tampoco nosotros podemos darle menos. Presentemos su promesa en el Nombre de Jesús. Él librará nuestra alma del abismo del infierno, cuya boca está abierta para tragarnos; Él nos concederá vida y luz.

©  ¿Por qué desesperar? ¿Por qué dudar?

©  El Señor jamás defrauda a las almas sencillas.

 

CONFESIÓN DE FE:

LOS CULPABLES PODEMOS SER PERDONADOS, QUIENES MERECEMOS LA CONDENACIÓN PODEMOS RECIBIR ABSOLUCIÓN GRATUITA. HOY RECIBIRÉ LUZ, ACEPTACIÓN Y PERDÓN POR LA MISERICORDIA DE DIOS.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús,  Elohim Selichot, Dios del Perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Señor, los hombres podemos ser lentos para perdonar, pero sabemos que está en tu naturaleza el perdonar, y que el deseo de Dios es concedernos su perdón. Por eso hoy confieso mis pecados a Ti e imploro tu perdón. Reconozco que soy un pecador y por lo tanto necesito de un Salvador y solo hay uno, y ese eres Tú. Bien dice tu Palabra: Se negaron a obedecerte y no se acordaron de los milagros que habías hecho a favor de ellos. En cambio, se pusieron tercos y nombraron a un líder para que los llevara de regreso a su esclavitud en Egipto; pero Tú eres Dios de perdón, bondadoso y misericordioso, lento para enojarte y rico en amor inagotable. No los abandonaste, ni siquiera cuando se hicieron un ídolo en forma de becerro y dijeron: "¡Este es tu dios que te sacó de Egipto!". Cometieron terribles blasfemias (Nehemías 9:17,18 N.T.V.). Gracias Padre Celestial por tu perdón sin condición, provisto en la vida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.


Juan Manuel Lamus O.