martes, 26 de marzo de 2019

LA OFENSA

 

SANTIAGO 3:2; 5:16 Es cierto que todos cometemos muchos errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido. (NTV); Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. (VRV)

 

La ofensa puede matar gente, relaciones, ministerios y hasta iglesias en un tiempo record, por eso perdonemos a los que nos ofenden, así como Dios perdona nuestras ofensas.

 

Si usted es alguien que vive rodeado de personas, entonces se dará cuenta que prácticamente en todo lugar se pueden ocasionar las ofensas. Sea en el trabajo, en el estudio, en el matrimonio, en el juego y aún en la iglesia, los entredichos, discusiones, malentendidos, peleas, dan lugar a que nos ofendan y a la vez nosotros ofender a otros. Los seres humanos somos tan particulares que enseguida nos ofendemos, especialmente cuando nos dicen algunas verdades. Esta clase de "ofensa", así la llamaríamos, que nos ha molestado, ha demostrado nuestra altivez y orgullo por no estar dispuestos a recibir la corrección.

 

Pero está la "otra" ofensa, la que deseo enfatizar, y es la que comentemos muchas veces con nuestras palabras. La lengua descontrolada tiene el poder de lastimar a los que nos rodean. Muchas veces por las tensiones, los nervios acumulados durante el día, hace que respondamos en forma airada y ofendamos a otros. Sería bueno en este momento hacer un alto y examinar mi caminar en las últimas horas.

¿A cuántos he ofendido hoy por mis malas reacciones?

La Biblia nos dice que debemos reconocer y confesar las ofensas a los que hemos ofendido. Puede resultar vergonzoso, pero hay bendición del Cielo para el que practica este principio del perdón.

 

La ofensa es una herramienta peligrosa del enemigo; es peligrosa debido al daño que causa, y más peligrosa debido a que frecuentemente es sutil y difícil de detectar.

¿Ya decidió qué va a hacer?

 

CONFESIÓN DE FE:

CONFESARÉ MI FALTA A AQUELLOS A LOS QUE HE OFENDIDO, NO PERMITIRÉ QUE EL ENEMIGO LA UTILICE COMO HERRAMIENTA DE DESTRUCCIÓN EN MI VIDA Y MINISTERIO, ENTONCES SERÉ LIBRE, SANO Y RESTAURADO EN MIS RELACIONES.

 

ORACIÓN:

Dios Padre Nuestro, Elohim Selichot, Dios de amor y misericordia (Nehemías 9:17). Mi amado Rey y Señor, en tu Palabra nos llamas a aplicar misericordia y perdón en nuestras relaciones, así como tú lo has hecho con nosotros, sin ninguna condición. Sin embargo, hoy clamo a ti para que me ayudes a vivir esto como un estilo de vida, pues Tú conoces las tribulaciones que hemos podido tener en este día. Ellas tal vez, nos han hecho reaccionar mal con la esposa, esposo, jefe, amigos, en la iglesia, etc. Es mi culpa Señor. Yo he cedido ante la presión y he pronunciado palabras que han ocasionado problemas. Límpiame Señor, por la fe y el ministerio voy a hablar con los que he ofendido para pedirles perdón y ofrecerlo a quienes me han ofendido. Dame el valor que necesito para esto, gracias mi Señor y Salvador Jesucristo; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amen!


Juan Manuel Lamus O.