lunes, 1 de junio de 2020

ESPERANZA

 

ROMANOS 5:1-5 Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros. Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la Gloria de Dios. También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor. (NTV)

 

De la esperanza para un mundo en proceso de cambio, gracias al Dios Trino.

Los rápidos cambios que nuestro mundo esta experimentando pueden robarnos la paz. Podemos ser afligidos por el sufrimiento que vemos a nuestro alrededor, los conflictos familiares, las epidemias, el deterioro ambiental y las crisis económicas.

 

A medida que los problemas se acumulan, podemos desanimarnos y darnos por vencidos, pero basar toda nuestra esperanza en la capacidad del hombre para resolver los problemas o modificar una situación, no es la respuesta. Podemos tener solamente paz temporal cuando modificamos nuestras circunstancias o ajustamos nuestra conducta externa. La raíz del problema en nuestra cultura es espiritual, es decir, el hombre tiene una naturaleza pecaminosa que está en enemistad contra Dios. El pecado nos lleva a pensar solamente en nuestro propio interés y en buscar lo que queremos. Ni nuestra inteligencia ni nuestro talento pueden darnos paz con Dios, pero los que ponen su fe en Jesucristo como Salvador, reciben una nueva naturaleza y son reconciliados con el Padre Celestial.

 

Como sus hijos adoptados, no solo estamos en paz con Él, sino que también hemos recibido el poder para vivir en armonía unos con otros.

 

¡¡¡No importa cuánto cambie la vida, podemos tener Esperanza, porque estamos anclados a un fundamento firme que nunca será conmovido!!! (Isaías 28:16)

 

CONFESIÓN DE FE:

MI ESPERANZA COMO CREYENTE DESCANSA EN EL DIOS TRINO, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO. NUESTRO PADRE CELESTIAL NOS CONOCE A CADA UNO POR NOMBRE (Isaías 43:1). NUESTRO SALVADOR CUMPLE CADA PROMESA DIVINA Y EL ESPÍRITU SANTO NOS GARANTIZA QUE ESTAMOS SEGUROS EN CRISTO, TANTO EN ESTA VIDA COMO EN LA VENIDERA (2 Corintios 1:20-22).

 

ORACIÓN:

Dios Trino, Elohim, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, El Emunah, el Dios Confiable (Deuteronomio 32:4). Mí amado Dios, Señor y Salvador Jesucristo eres completamente confiable, por eso sé que puedo poner mi esperanza en Ti. Entonces puedo decir que en Ti confío plenamente y estoy seguro del trabajo arduo y permanente que Tú ejerces en mi vida; el amor sin límites que Tú me prodigas, a veces sin que siquiera yo lo pueda notar; la seguridad de que siempre estas a mi lado y tienes cuidado de todas mis necesidades me da la suficiente confianza para vivir tranquilo y sosegado. Gracias Dios mío porque en Ti tengo puesta mi esperanza, mi confianza y mi fe, con la seguridad de que Tú eres el ancla de mi alma cuando surgen las tormentas de la vida y la barca parece naufragar. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.