martes, 26 de septiembre de 2017

PRIVILEGIADOS

 

1 JUAN 5:14,15 Y estamos seguros de que Él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada; y como sabemos que Él nos oye cuando le hacemos nuestras peticiones, también sabemos que nos dará lo que le pedimos. (N.T.V.)


©  La oración: Un privilegio extraordinario del creyente.

Una pregunta resuena en el corazón de casi todos los cristianos en algún momento de su vida:

©  Si Dios lo sabe todo acerca de mí, ¿por qué tengo que orar por mis necesidades?

El Señor tiene razones específicas por las cuales no utilizar su omnipotencia para responder a ciertos deseos y sufrimientos nuestros, a menos que le hablemos de ellos.

 

Dios nos anima a orar para crear una relación estrecha entre Él y nosotros. El Señor está interesado en mucho más que la satisfacción de nuestras necesidades; también quiere convertirse en nuestra fuente de fortaleza en cada prueba. Sabemos que para que una amistad crezca se requiere invertir tiempo. Las oraciones rápidas de tres minutos, aunque son valiosas e importantes para mantener un continuo olor de "incienso fragante" delante de Dios, no son suficientes para mantener una conexión personal con nuestro Padre celestial.


©  Santiago 1:17 dice. "Toda buena dádiva...desciende de lo alto".

El Señor quiere que le reconozcamos como la fuente de todas nuestras bendiciones. Dirigir nuestras oraciones a Dios y confiar en que serán respondidas de acuerdo con su voluntad y en su tiempo, fortalece nuestra conciencia de que, sin Él, no podemos lograr nada. En la vida cristiana, nuestra dependencia de Dios crece en proporción directa a nuestra madurez espiritual. Ese concepto va en contra de nuestra naturaleza y cultura, que valoran la independencia por encima de todo lo demás. Somos privilegiados de pertenecer a un Dios que desea tener una relación de Padre-hijo con nosotros. Él puede, desde luego, satisfacer nuestras necesidades sin una sola palabra de nuestra parte, pero entonces nunca conoceríamos la maravilla de pedir y recibir por amor.

 

CONFESIÓN DE FE:

SE QUE SOY UN PRIVILEGIADO AL PODER ENTRAR EN LA PRESENCIA DE DIOS, POR MEDIO DE LA ORACIÓN, SIN NINGUNA CONDICIÓN. Y PUEDO, ADEMÁS, TENER LA SEGURIDAD DE QUE ÉL ME ESCUCHA Y ME BENDICE EN ABUNDANCIA.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Dios Altísimo, El Elyon (Hechos 16:17), Elohay Marom (Miqueas 6:6), Dios supremo en poder y posición. Mi amado Rey, Señor y Salvador Jesucristo, hoy vengo a darte gracias por darme la oportunidad y el privilegio de entrar ante tu gran trono confiadamente, sin condiciones, con hambre y sed espiritual y la seguridad de que me escuchas, que estás atento a mi súplica. Puedo orar hoy con confianza en el Nombre de Jesús, con la convicción del poder de su Nombre y que será de bendición, no solo para mí, sino además para el servicio que presto a la humanidad. Te pido que me ayudes a cambiar la palabrería sin sentido, por comunicación efectiva contigo, es decir oración. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por el estilo de vida de oración que Tú nos has modelado y por lo privilegiado que me has hecho al permitirme la comunión permanente contigo. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.