martes, 30 de mayo de 2017

ENCOMENDADO

 

1 TESALONICENSES 2:4-6…12 Más bien, según fuimos aprobados por Dios para ser encomendados con el Evangelio, así hablamos; no como quienes buscan agradar a los hombres sino a Dios quien examina nuestro corazón. Porque, como saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Dios es testigo. Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de ustedes ni de otros; aunque podríamos haberles sido carga como apóstoles de Cristo… Les exhortábamos, les animábamos y les insistíamos en que anduvieran como es digno de Dios, que los llama a su propio Reino y Gloria. (R.V.A.'15)


©  Del Evangelio que nos ha sido encomendado.

Imagine que usted está parado junto a una piscina, viendo a sus hijos que se preparan para nadar. El más joven le pide que sostenga algo: un balde de plástico sucio. La mayor, su hija, le hace una petición parecida y luego le entrega una gargantilla de oro, una reliquia que perteneció antes a su abuela. Lo más probable es que usted no se preocupará demasiado por proteger el juguete, pero probablemente guardará la joya con gran cuidado.

©  La manera como nos ocupamos de lo que tenemos, revela el valor que le damos.

 

Vemos este principio en la parábola de Jesús sobre el amo que, antes de marcharse, confió a sus trabajadores diferentes sumas de dinero. Los dos que las invirtieron fueron después elogiados por el uso inteligente de los fondos. Sus esfuerzos demostraron que valoraban el capital y a su amo. El tercer trabajador, sin embargo, simplemente enterró su parte en la tierra, y lo único que "ganó" fue una dura reprimenda y la pérdida del poco capital que había tenido. Al igual que estos hombres, nosotros somos responsables de algo mucho más valioso que el dinero. Dios nos ha confiado el mensaje más importante de la vida, el Evangelio de Cristo, y somos responsables de lo que hacemos con él. Nuestra "inversión" implica tanto la manera en que aplicamos la verdad del Evangelio a nuestra propia vida, como si la compartimos con los demás. Él nos ha encomendado compartir su mensaje de salvación con un mundo que sufre y está necesitado, haciendo discípulos a todas las naciones. En la medida que escuchemos y obedezcamos, demostraremos cuánto valoramos el Evangelio.

©  ¿Se alimenta usted con la Palabra de Dios y la obedece diariamente?

©  ¿Es usted diligente y valiente para la labor que se le ha encomendado?

 

CONFESIÓN DE FE:

IRÉ CON DILIGENCIA Y DENUEDO A ENTREGAR AQUELLO QUE MI SEÑOR ME HA ENCOMENDADO, SU MENSAJE DE SALVACIÓN PARA EL MUNDO QUE ESTÁ NECESITADO Y SUFRIENDO, EL EVANGELIO DE CRISTO, PUES LO VALORO INMENSAMENTE.

 

ORACIÓN:

Espíritu Santo de Dios, eres el Sello de la Promesa (Efesios 1:13). Padre Celestial, cuando creímos en Cristo como nuestro Señor y Salvador Tú nos diste identidad de hijos tuyos y sellaste esa promesa con la presencia del Espíritu Santo morando para siempre en nuestros corazones y la seguridad de la vida eterna al lado tuyo, en la Gloria de Dios. Que maravillosa noticia, sé que este es el Evangelio que Tú nos has encomendado que llevemos a este mundo que tanto te necesita; por eso te pido hoy que nos ayudes, con tu poder, con tu sabiduría, pero especialmente con tu Santo Espíritu a ir y cumplir con "La Gran Comisión" que nos dejaste, sin reparos, sin temor ni condiciones. Gracias Padre Santo por escogernos para proclamar tu Evangelio a las naciones. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.