miércoles, 21 de agosto de 2019

TESTIMONIO Y CARÁCTER

 

HECHOS 6:1-6 En aquellos días, como crecía el número de los discípulos, se suscitó una murmuración de parte de los helenistas contra los hebreos, de que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria. Así que, los doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron:

-       No conviene que nosotros descuidemos la Palabra de Dios para servir a las mesas. Escojan, pues, hermanos, de entre ustedes a siete hombres que sean de buen testimonio, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes pondremos sobre esta tarea. Y nosotros continuaremos en la oración y en el ministerio de la Palabra.

Esta propuesta agradó a toda la multitud; y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. Presentaron a estos delante de los apóstoles; y después de orar, les impusieron las manos. (RVA'15)

 

Nuestro testimonio es la evidencia o determinador de nuestro carácter.

Un testimonio es la expresión pública de fe en Cristo de una persona, pero nuestra declaración de fe es mucho más que la historia que contamos. Un buen testigo para el Señor consiste en tres partes: carácter, conducta y conversación.

 

Como cristianos, ponemos un gran énfasis en la elaboración de un relato personal sólido de la obra del Señor en nuestra vida. También hablamos de las maneras en que podemos mostrar a Jesucristo a nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo a través de nuestras acciones, pero el carácter es la parte del testimonio de cada creyente que subyace, tanto en la conducta cristiana como en la historia de una vida transparente. En general, lo que hacemos y decimos representa el tipo de persona que somos por dentro. De manera similar, podemos decir mucho sobre el carácter del apóstol Felipe al notar sus acciones y sus palabras registradas en las Sagradas Escrituras. De entre muchos creyentes, Felipe fue escogido como alguien que era sabio y estaba lleno del Espíritu, pero no fue escogido para un puesto prestigioso, sino para servir comida. Sin embargo, hacía de buena voluntad este trabajo y cualquier otro que el Señor le diera, lo que demuestra su espíritu obediente y sumiso (Hechos 6:5; 8:5 y 26). Podemos estar seguros de que era un hombre sincero y digno de confianza, pues cuando hablaba la gente lo escuchaba (Hechos 8:6). El testimonio de Felipe brilla en todos los sentidos.

 

No podemos engañar a Dios ni fingir ante el mundo por mucho tiempo. Tarde o temprano, el orgullo, el resentimiento y la hostilidad producirá acciones y palabras contrarias al mensaje de Cristo; no obstante, la santidad producirá verdadero fruto espiritual.

 

¡¡¡Un carácter firme y alineado al modelo de Cristo,

producirá un testimonio de vida impactante!!!

 

DECLARACIÓN DE FE:

SÉ QUE LA PERCEPCIÓN DE CÓMO VEO LAS COSAS CAMBIARA MIS ACTITUDES, DE MANERA QUE PUEDO RECONOCER QUE PARA TENER UN TESTIMONIO DE VIDA CRISTIANA NECESITO FORTALECER MI CARÁCTER, ENTONCES ASÍ LO HARÉ.

 

ORACIÓN:

Padre celestial, Elohim Kedoshim, Dios Santo (Josué 24.19). Mi Dios y Señor Jesús, Tú eres único, especial, singular, eres puro y libre de cualquier error. Por eso hoy te clamo, para poder servirte mejor, dame un noble corazón y un carácter firme que sostengan mi testimonio. Un carácter firme para aspirar por los altos ideales y no por opciones mediocres. Un corazón generoso en el trabajo, viendo en él no una imposición sino una misión que me confías. Un carácter grande en el sufrimiento, siendo valiente soldado ante mi propia cruz y sensible cirineo para la cruz de los demás. Un corazón grande para con el mundo, siendo comprensivo con sus fragilidades, pero un carácter inmune a sus máximas y seducciones. Un corazón grande con los hombres, leal y atento para con todos, pero especialmente servicial y dedicado a los pequeños y humildes. Un carácter nunca centrado sobre mí, siempre apoyado en Ti, feliz de servirte y servir a mis hermanos. Mi Señor Jesús todos los días de mi vida dame un noble corazón y un carácter firme; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.