sábado, 11 de febrero de 2017

LA MUERTE

 

Recuerdo a un joven no mayor de 18 años a quien vi  por última vez el día que sepultaron a su abuela; él estaba ayudando a descender el ataúd a la fosa.  Estoy seguro que él jamás imaginó que ocho días después su cuerpo inerte estaría bajo el mismo procedimiento. (Anónimo)

 

Seguramente tú también tienes recuerdos de este tipo entre tus conocidos y familiares.  Estas personas que ya no están entre nosotros, es muy probable que el mismo día que murieron a alguien le dijeran:

-  "Nos vemos mañana" o "regreso en un rato". 

©  En ningún momento imaginaron que iban a morir.

 

Con esto debemos entender que la muerte no respeta edad, raza, religión, sexo, estado de salud, etc.  Es perfectamente claro que el único requisito indispensable para morir, es estar vivo, así que, tanto tú como yo, estamos expuestos a morir en cualquier momento; entonces vale la pena hacernos esta pregunta:

©  ¿Estoy preparado para morir?

 

©  Regularmente preparamos el camino para quienes han de nacer:

Se prepara la cuna, la ropa del bebé, se celebra a la futura mamá, se le espera con mucha alegría e impaciencia, con cuidado se le busca el nombre y se tienen todo tipo de atenciones para ese nuevo ser.  Así que podemos decir que de alguna manera "nos preparamos para un nacimiento", sin embargo, en su mayoría los seres humanos no nos preparamos para morir.

 

©  La muerte es un proceso natural de todo ser vivo, se dice que de lo único que podemos estar seguros cuando nacemos, es que algún día tendremos que morir. 

No obstante esto, el sentimiento de dolor y de tristeza en quienes continúan viviendo se hace presente, ya que en gran medida, no han sido educados sobre este tema, tienen incertidumbre en cuanto  al destino de esos seres. 

 

©  En este punto de la reflexión es fundamental comprender que el ser humano es lo que no se ve.

El cuerpo es el estuche que Dios nos puso, el alma es la manifestación carnal del cuerpo en sentimientos y emociones,  y el espíritu es tu verdadero ser que  proviene de Dios, por lo tanto, el más importante porque ese es eterno, Él nos hizo así. 

©  Esa parte es indestructible para vivir eternamente, de tal suerte que nuestro paso por la tierra es efímero, es nada comparado con la eternidad.

©  Concluimos entonces que la muerte (física) es el regreso a casa de tu verdadera existencia, y así como hay alegría cuando naces aquí en la tierra, hay gozo en el cielo cuando vuelves a tu origen.

 

© El dolor que sientes por alguien que se va es almático (sentimiento y emoción).

Es una manifestación de la carne que está en el cuerpo, es cuestión de costumbre y no debes anidarlo por mucho tiempo, más bien gózate porque la muerte es el sello, la visa, para viajar a la presencia de Dios, estado tan maravilloso que la constancia está en que nadie regresa.  Si no fuese tan bello, la gente haría maleta para volver a la tierra. 

 

Cuando el dolor, la desesperación, la enfermedad o la muerte van invadiendo los rincones más vulnerables de nuestra alma, buscamos como niños huérfanos, abrazarnos al ser que nos sane las heridas más profundas, más dolorosas e inexplicables:

©  Entonces buscamos a Dios.

 

Nos aferramos a la fe, que a veces se despierta dentro nuestro tan débil y tan frágil, que pareciera que no nos puede llevar hasta Dios y confundidos preguntamos el porqué de tanto dolor y tanto desamparo, sin encontrar la respuesta ni el consuelo. 

© Pero de pronto, en el medio de la desesperación y de la pena, Jesús toca nuestros corazones y la fe se vuelve ciega e infinita, y nos hace conocer el éxtasis del amor, de la entrega y de la humildad. 

© Nos hace valorar y amar tanto a Dios, que aceptamos sus designios, sus caminos, a veces demasiado tristes, pero siempre santos, y su mano sana nuestros corazones heridos, calma nuestros llantos desesperados y alivia nuestros dolores. 

 

¡¡¡Siempre Dios, siempre el Amor que nunca falla!!!

 

©  Es verdad que los milagros aumentan nuestra fe. 

Pero cuando oramos con fe y los milagros no se producen no quiere decir que Dios no nos ama, sino que tal vez su plan es más grande, y es más grande aún todavía su abrazo tierno y glorioso hacia ese hijo amado que está sufriendo. 

©  Orar, a veces no cambia las cosas que ocurren, pero cambia para bien nuestros corazones.

 

JUAN 11:25,26

Le dijo Jesús:

Yo Soy la Resurrección y la Vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.  

Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (V.R.V.)

 

Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida, y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad


Juan Manuel Lamus O.