ARADO
LUCAS 9:57-62 Mientras caminaban, alguien le dijo a Jesús: Te seguiré a cualquier lugar que vayas. Jesús le respondió: Los zorros tienen cuevas donde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza. Dijo a otro: Ven, sígueme. El hombre aceptó, pero le dijo: Señor, deja que primero regrese a casa y entierre a mi padre. Jesús le dijo: ¡Deja que los muertos espirituales entierren a sus propios muertos! Tu deber es ir y predicar acerca del Reino de Dios. Otro dijo: Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia. Jesús le dijo: El que pone la mano en el arado y luego mira atrás no es apto para el Reino de Dios. (N.T.V.)
© Es tiempo de que pongamos las manos en el arado sin condición.
Muy pocas personas entienden hoy el uso que hizo el Señor Jesús del arado como ejemplo de una vida dedicada a Dios. El arado antiguo, muy parecido en su forma a la versión de siglos más recientes, era una sola hoja de madera unida a dos asas. Un mulo hacía la mayor parte del trabajo de empujar el aparejo, pero el agricultor lo sujetaba con firmeza para dirigir correctamente la trayectoria de la hoja.
Probé un arado antiguo alguna vez y descubrí que usarlo no era tarea fácil. El sencillo aparejo brincaba y se sacudía con fuerza debajo de mis manos mientras lo hundía en el terreno. Solo había una manera de hacer una línea recta, y era concentrarse en el trabajo y mantener fija la mirada hacia adelante cada segundo. Cuando una persona confía en Jesucristo como su Salvador, "pone la mano en el arado". La idea es que debemos seguir al Señor con obediencia total, manteniendo siempre nuestra mirada en Él. Así es como tenemos una cosecha de fe. Muchas veces, los creyentes desanimados hacen una línea torcida, porque están mirando por encima del hombro para lamentarse por su pasado o para ver qué placeres les esperan. Su campo de fe parece un desastre organizado. Además, la distracción les hace aflojar el paso y como resultado su crecimiento espiritual se vuelve muy lento, si es que acaso llegan a madurar.
Renuncie a todo lo que distraiga su atención del Señor. Los creyentes que se concentran en los errores del pasado y en las distracciones del presente, no llegan a ninguna parte; no tienen paz ni gozo, y sus oraciones no son contestadas.
CONFESIÓN DE FE:
RENUNCIARÉ A TODO AQUELLOS QUE ME HAGA QUITAR LA VISTA DE MI SEÑOR, MÁS BIEN PONDRÉ LAS MANOS EN EL ARADO, LO SEGUIRÉ CON FERVOR, Y SEGURO ÉL PRODUCIRÁ EN MI MUCHO FRUTO ESPIRITUAL.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El Kana, Dios Celoso (Éxodo 34:14). Mi Dios y mi Señor, sé que eres extremadamente protector de tu pueblo y no quieres compartir nuestros afectos con otros "dioses". Tú mismo nombre y carácter es Celoso, bien pides en tu Palabra: "No adores a ningún otro dios, porque el Señor, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso de su relación contigo" (Éxodo 34;14 NTV). Por eso hoy vengo a tu Presencia, con la firme intención de declararme completamente tuyo, mi Señor, para seguirte sin condición, sé que ser un verdadero discípulo tuyo cuesta, pero los frutos son más que recompensa de vida plena y llena de bendiciones, pues el fruto espiritual para favorecer tu Reino es mi deleite. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por permitirme poner las manos en tu arado. Amén.