DIFUNDIR
HECHOS 14:21,22 Después de predicar la Buena Noticia en Derbe y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, donde fortalecieron a los creyentes. Los animaron a continuar en la fe, y les recordaron que debemos sufrir muchas privaciones para entrar en el reino de Dios. (N.T.V.)
© Difundir las buenas nuevas de salvación y hacer discípulos de Cristo, es tarea de todo cristiano salvo, convertido, convencido y agradecido. Es la mejor forma de expandir o extender el Reino de Dios, esto implica sacrificio.
Saulo de Tarso sufrió una transformación radical: el celoso perseguidor de los cristianos se convirtió en un apasionado seguidor de Cristo. Conocido después como Pablo, dedicó su tiempo, energías y talento a difundir el mensaje del evangelio.
© ¿Qué lo motivó a rendir su vida a Cristo?
El sacrificio de amor de Jesús. Antes de ser salvo, Pablo había perseguido a todos los que creían en Jesús como el Mesías, pero al convertirse, este perseguidor de los cristianos se dio cuenta de que Cristo murió voluntariamente en la cruz por amor a la humanidad.
Jesús dejó su hogar Celestial, sufrió y murió para que pudiéramos ser reconciliados con Dios. El sacrificio del Señor en la cruz motivó al apóstol a hablar a los demás del amor absoluto de Dios (Efesios 3:18,19), demostrando así la gratitud por su salvación. En el camino de Damasco, el enemigo de Cristo se convirtió en miembro de su familia. Pablo se autodenominaba el peor de los pecadores, reconociendo que no era digno de ser salvo (1 Timoteo 1:15,16). Era su gratitud por la salvación lo que alimentaba su devoción y su dedicación a la causa de Cristo, a difundir el poder del evangelio para transformar las vidas. La propia experiencia del apóstol lo hacía anhelar ver a otros rescatados de la esclavitud del pecado, para que pudieran experimentar la gracia de Dios. Quería que muchos aprovecharan el poder salvador y transformador del evangelio.
Igual a nosotros se nos ha confiado la responsabilidad de difundir el evangelio. Cuando el sentimiento de incompetencia, las dudas o la autocomplacencia nos invadan, recordemos lo que motivó a Pablo. Imaginemos el día cuando nuestros seres queridos, amigos y conocidos experimentarán la paz, el amor, y la presencia de Dios.
CONFESIÓN DE FE:
SERÉ UN DIFUSOR DILIGENTE Y AGRADECIDO DE LAS BUENAS NUEVAS QUE UN DÍA LLEGARON A MI VIDA, LA IMPACTARON Y LA TRANSFORMARON RADICALMENTE; TRABAJARÉ CON AHÍNCO EN LA EXPANSIÓN DEL REINO DE DIOS, PARA ESO ME HA PREPARADO EL SEÑOR.
ORACIÓN:
Padre Celestial, Elohim Yishi, Dios de Salvación (Salmo 25:5). Mi amado Rey y Señor, tú nos has escogido e instruido para que llevemos las buenas nuevas del amor incondicional de Jesucristo, del poder transformador del evangelio, para romper las cadenas de esclavitud del pecado y llevar a otros a que experimenten la gracia infinita tuya. Quiero agradecerte hoy por tan honroso trabajo al que me has llamado y te pido que me ayudes a prepararme adecuadamente para llevarlo a cabo con conocimiento, responsabilidad y diligencia, por medio de tu instructora Palabra, y reconociendo como válido y efectivo tu plan de salvación. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por tu sacrificio de amor en la cruz. Amén.