jueves, 29 de octubre de 2015

ACUSACIONES

 

LUCAS 12:11,12 Cuando sean sometidos a juicio en las sinagogas y delante de gobernantes y autoridades, no se preocupen por cómo defenderse o qué decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que hay que decir. (N.T.V.)

 

©  Cómo responder a las acusaciones.

Cuando surge un conflicto, la reacción natural es defenderse. Sin embargo, los creyentes deben responder de manera diferente. Una vez, fui censurado públicamente por algo que yo no había cometido, afortunadamente el Señor me permitió mantener la calma en vez de reaccionar con enojo.

 

Orar primero es la mejor respuesta en una crisis. Cuando lo hacemos, Dios nos da lo que no podemos conseguir por nosotros mismos:

1. Discernimiento espiritual. 

El Señor, que entiende perfectamente el origen de todos los problemas, puede darnos discernimiento más allá de nuestra limitada perspectiva. Tal vez hubo mala comunicación, celos por parte de la otra persona, o cometimos un error sin darnos cuenta. El Espíritu Santo puede mostrarnos cómo acercarnos a nuestro acusador, y a ver más allá de las palabras o acciones hirientes.

2. Un espíritu tranquilo. 

Nuestra naturaleza humana quiere reaccionar rápidamente para que podamos defendernos. Es por eso que primero debemos concentrar nuestra atención en el Señor y experimentar la paz interior que solo Él nos da (Juan 14:27).

3. Sabiduría. 

Jesús dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo les daría palabras de sabiduría cuando se enfrentaran a autoridades hostiles. Él hará lo mismo con usted. Pídale que ponga un sello en sus labios hasta que le muestre qué debe decir o hacer.

 

No tenemos que reaccionar a las acusaciones o críticas con ira, como hace el mundo. En vez de eso, estamos llamados a representar a Cristo en cada situación, dependiendo de Él. Al responder como Él diga, le glorificaremos y haremos que los no creyentes quieran conocer la fuente de nuestra fortaleza.

 

CONFESIÓN DE FE:

NO TENGO NI DEBO REACCIONAR A LAS FALSAS ACUSACIONES CON ENOJO, PUES SÉ QUE ESTOY LLAMADO A SER UN VERDADERO IMITADOR DE CRISTO EN CADA SITUACIÓN, A VIVIR DEPENDIENDO DE ÉL Y LA SABIDURÍA QUE ME DA.

 

ORACIÓN:

Señor Jesús, El Sali, la Roca de mi fortaleza (Salmo 62:7). Mi amado Dios, mi abogado defensor, El Todopoderoso es mi defensor, mi refugio, mi protección de todo ataque. Hoy sé que puedo orar como el salmista cuando dice: Solo Tú, mi Rey y mi Dios, eres mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Ti; ya que eres mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme. Gracias mi Señor y salvador Jesucristo por ser mi abogado defensor y la roca, no solo de mi salvación, sino la que establece fortaleza a mi alrededor en el momento del ataque del enemigo con sus falsas acusaciones y criticas. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.