miércoles, 27 de septiembre de 2017

ILEGÍTIMOS

 

HEBREOS 12:5-8 ¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo: "Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor y no te des por vencido cuando te corrige. Pues el Señor disciplina a los que ama y castiga a todo el que recibe como hijo". Al soportar esta disciplina Divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre? Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino ilegítimos. (N.T.V.)


©  De la disciplina del amor; es decir: Disciplina=Amor. Se podría decir, según el pasaje que estudiamos hoy, que un hijo que no es disciplinado es ilegítimo.

Los padres que aman a sus hijos los disciplinan; y aunque los motivos y los métodos sean correctos, a nadie le gusta el castigo. Sin embargo, con una perspectiva a largo plazo, recordamos que los beneficios de la disciplina sobrepasan con creces el malestar pasajero que produce.

 

El propósito de un padre al corregir a sus hijos debe ser criarlos en rectitud. Específicamente, hay un principio clave que todo hijo debería aprender:

©  Ya sea que todavía esté viviendo en su hogar o se haya independizado, toda persona es responsable de su vida delante de Dios, sus acciones y sus actitudes.

Teniendo esto presente, se puede ver que, para aplicar la disciplina correctamente hace falta perseverancia, esfuerzo y sabiduría por parte de los padres. Pero es un acto de amor abnegado e intencional. Igualmente, Dios disciplina a sus hijos. Aunque esta reorientación parece desagradable en el momento, nos ahorra muchas dificultades más tarde, además nos lleva al gozo y a una vida grata. Nuestra respuesta determinará si aprendimos la lección necesaria: podemos reaccionar con enojo, o podemos arrepentirnos y preguntarle a Dios qué quiere enseñarnos. Después de buscarle por medio de su Palabra, de la oración y del consejo de otros, debemos obedecer.

 

La sabiduría humana lleva a la perdición, pero afortunadamente, tenemos el cuidado, sin duda alguna, de nuestro Padre Celestial, quien nos redimió con la sangre de Jesús. Cuando nos dirigimos en la dirección equivocada, Él nos redirige con ternura, para que podamos conocer la plenitud de vivir de acuerdo con su plan.

 

CONFESIÓN DE FE:

PUEDO REACCIONAR CON ENOJO O PUEDO ARREPENTIRME Y PREGUNTARLE A DIOS QUÉ QUIERE ENSEÑARME POR MEDIO DE SU DISCIPLINA. SIN EMBARGO, DESPUÉS DE BUSCARLE POR MEDIO DE SU PALABRA, DE LA ORACIÓN Y DEL CONSEJO DE OTROS, TAMBIÉN SÉ QUE, POR MI PROPIO BIEN DEBO OBEDECERLE.

 

ORACIÓN:

Padre Amoroso, Jehová Mekaddesh, el Señor que nos Santifica (Levítico 20:8). Mi amado Dios, nos has dejado en claro que sólo Tú, no la ley, puedes limpiar a tu pueblo y hacerlo santo; y esto también por medio de la "Disciplina Divina", aquella que como un acto de amor aplicas en nosotros, los que Tú amas y los que te amamos y reconocemos como Padre Celestial. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo, pues Tú eres el más fiel y claro ejemplo de disciplina y amor aplicados en un solo acto, el de entregar Tu vida por nosotros los que habíamos cometido el error. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús. Amén.


Juan Manuel Lamus O.