viernes, 9 de noviembre de 2018

FAVORECIDOS

 

ROMANOS 8:31-34 ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para Sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con Él. Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el Lugar de Honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros. (NTV)

 

♥ Dios es por nosotros, somos favorecidos por el amor incondicional del Señor.

Habrá momentos, a lo largo de la vida, en que nuestros pecados y fracasos nos harán pensar que Dios está decepcionado o enojado con nosotros. Nos cuestionamos:

¿Cómo puede Él amarme después de lo que hice? Si en realidad he sido perdonado, 

¿Por qué me siento tan culpable? 

 

En momentos así, necesitamos fijar nuestros ojos en la verdad de la Biblia, y hacer las preguntas que formula el apóstol Pablo en el pasaje bíblico que estudiamos hoy:

 

1.  Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Vs.31)

Nuestro Padre Celestial demostró su amor para con nosotros cuando entregó a su Hijo a la muerte para salvarnos. Sin la muerte expiatoria de Cristo a nuestro favor, sufriríamos la separación eterna de Dios.

 

2.  ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? (Vs.33) 

Ninguna acusación en contra nuestra podrá mantenerse, ya que en el momento que fuimos salvos el Señor nos justificó. Esto significa que fuimos declarados justos, aunque estamos todavía en nuestra condición de pecadores. Nadie puede revocar este hecho para hacernos culpables otra vez. Dudar de nuestra posición libre de culpa en Cristo, es como decir que Su sacrificio no fue suficiente para sepultar nuestro pecado. 

 

3.  ¿Quién es el que condenará? (Vs.34) 

Aunque satanás se enfurezca, la muerte y la resurrección de Jesús son la evidencia de que fuimos reconciliados con Dios. Cristo tomó nuestra condena y nos dio a cambio Su justicia. Ahora Él está sentado a la diestra del Padre, intercediendo por nosotros. 

 

CONFESIÓN DE FE:

CUANDO TENGA DUDAS ACERCA DEL AMOR Y LA FIDELIDAD DEL SEÑOR, RECORDARÉ QUE, LA VERDADERA SEGURIDAD NO SE ENCUENTRA EN MIS BUENAS OBRAS, SINO EN MI RELACIÓN CON CRISTO, QUE NADA NI NADIE ME LA PUEDE QUITAR, PUES SOY SU FAVORECIDO.

 

ORACIÓN:

Padre Celestial, Jehová-Tsidkenu, Dios que nos Justifica (Jeremías 33:16). Mi Señor y Salvador Jesucristo, hoy quiero darte gracias por habernos escogido y favorecido con tu amor incondicional demostrado en la cruz. Todos somos pecadores y consecuentemente destituidos de la Gloria de Dios, pero Tú, Padre Celestial, gratuitamente nos haces justos por medio de la fe en Jesucristo, quien reina con sabiduría siendo justo y recto, y dándonos la seguridad que necesitamos para vencer la culpabilidad que el enemigo pueda poner en nuestro corazón. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por hacernos tus favorecidos; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!


Juan Manuel Lamus O.